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Channel: Naturaleza en Sierra Morena
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Peñón de Algámitas y Castillo del Hierro (Sierra Sur de Sevilla)

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La primavera va poco a poco marchitándose en nuestros campos sureños, así que no queda otra que aprovecharla al máximo. Siempre que puedo intento ajustar mi visita a los lugares que me gustan a las fechas en las que suelen lucirse con sus mejores galas, y eso es lo que motivó el importante madrugón de hace un par de semanas para estar al amanecer en Osuna, donde había quedado con los compañeros Javi Pérez Mata (Destino Natural) y Natalia Juárez para desplazarnos hasta uno de mis espacios favoritos de la franja  meridional sevillana.

Tajos, escarpes, roquedos y canchales. Distintas formas de la piedra en el Peñón de Algámitas
Algámitas es un pueblo de unos 1.300 habitantes cuyo pequeño término municipal abarca las dos mayores alturas de la provincia de Sevilla: el Terril (1.128 msnm, compartido con el vecino municipio de Pruna) y el Peñón de Algámitas (1.121 m). Ambos están en la sierra del Tablón y se ven apenas separados entre sí por un estrecho en el cual la carretera que une Algámitas con Pruna supera el puerto del Zamorano. A pesar de esta proximidad, ambos montes son bastante diferentes en relieve, vegetación, paisaje, orografía y aves.

En algunos rincones, la vegetación y el paisaje de la Sierra Sur de Sevilla
recuerdan a los de Sierra Morena
Mi preferido es el Peñón de Algámitas, un lugar con características muy singulares que le otorgan gran personalidad. Enclavado en la comarca de la Sierra Sur, tímida incursión de las montañas subbéticas en territorio sevillano, en este monte la roca caliza adquiere protagonismo en forma de tajos, picachos, canchales y escarpes. Sus laderas están  cubiertas por un interesante bosque de quejigos y encinas con variado sotobosque, que en las partes más umbrosas adquiere tintes casi selváticos.

Vista frontal del Peñón de Algámitas desde el camping.
Allá arribota se veía el roquero rojo haciendo cortejos...
La mejor manera de conocer este paraje -que no tiene ninguna figura de protección más allá del escuálido reconocimiento de la Sierra del Tablón como Complejo Serrano de Interés Ambiental- es caminar por los senderos del parten del “Complejo Turístico de Montaña El Peñón”. Así lo hicimos nosotros, decantándonos concretamente por la ruta parcialmente circular que asciende a la cumbre desde la cara nordeste. 
Trepador azul Sitta europaea. Foto: Javi Pérez
Ya desde abajo, en las instalaciones del camping, se contempla la majestuosidad de esta pequeña sierra. Al poco de comenzar, el sendero se interna bajo la sombra de las quercíneas, a cuyos pies crecían estas Ophrys tenthredinifera de largo tallo y flores anchotas con marcada pilosidad, lo que unido a la fecha tardía de floración y a su presencia en una umbría a más de 800 m de altitud, me hacen pensar que se trata de la variedad ficalhoana, considerada especie separada por algunos autores.

Oprhys tenthredinifera var. ficalhoana. Detalle de anchura y pilosidad del labelo.


Oprhys tenthredinifera var. ficalhoana. Porte de la planta.
La umbría fresca y húmeda del Peñón cobija a uno de los mejores quejigales del sur de la provincia. Lo componen árboles de distinto porte, destacando varios ejemplares enormes y probablemente centenarios.

Quejigos y encinas son los árboles dominantes en la umbría de la sierra del Tablón
La frondosidad se veía a cada poco interrumpida por claros de prados y matorral mediterráneo. En estas zonas más soleadas nos fuimos topamos con una orquídea de peculiar olor que se mostraba casi en su punto óptimo de floración en aquel día de mediados de mayo. Himantoglossum hircinum es muy rara en la provincia de Sevilla, apareciendo restringida a la Sierra Sur y concretamente a la sierra del Tablón. De hecho, en la localidad objeto de nuestra visita está citada esta planta hace ya ¡¡40 años!! Así que nos llevamos doble alegría por haber podido encontrar esta orquídea de robusto porte y “tirabuzones florales”.

¿Hombrecillos gigantes, o tirabuzones? La disquisición sobre las flores de Himantoglossum hircinum 
Entre el follaje de los quejigos busca alimento un pajarillo muy escaso como reproductor en territorio sevillano: el mosquitero papialbo Phylloscopus bonelli. Avecilla migratoria, en paso se le puede ver por toda la provincia, pero a la hora de criar elige exclusivamente encinares y quejigales de la Sierra Sur. De ahí que sea una de las ornitoespecialidades a buscar cuando visito el Peñón. Se portaron bien, ya que estuvimos constantemente viendo y escuchando ejemplares a lo largo de toda la ruta. Junto a ellos vimos aves forestales como oropéndolas, currucas mirlonas y capirotadas, petirrojos, escribanos soteños, trepadores azules o agateadores comunes.

Mosquitero papialbo Phylloscopus bonelli. Foto: Javi Pérez
A ratos el bosque se vuelve casi impenetrable, debido a la cobertura arbórea y al matorral que alcanzaba gran porte. Es todo un lujo y una delicia pasear a la sombra y con fresco a mediados de mayo por las sierras sevillanas, escuchando los cantos y reclamos de multitud de pájaros.

Apreturas forestales en Algámitas
Conforme la senda vira hacia el noroeste y gana altitud, el medio forestal cede la batuta a la roca. Es el momento en que nos acercamos a los farallones calizos de la parte “trasera” del Peñón, pudiendo disfrutar de magníficas vistas del Terril, techo de Sevilla y cuyo alomado relieve que lo hace muy distinto a su montaña vecina. En su caso, impera el matorral mediterráneo y apenas hay arboleda, aunque ello se debe en parte al incendio que asoló este paraje en el año 2005, y del que aún se aprecian secuelas.

La imponente y redondeada mole del Terril, vista desde el Peñón de Algámitas
La garganta por la cual se desliza la carretera bajo nuestros pies hace de pasillo para las corrientes de aire, y quizá por ello los buitres leonados se escurrían también por ella. Parecían venir desde el no lejano Peñón de Zaframagón, que acoge una importante colonia de la especie (más de 200 pp.), y ese ventoso día utilizaban la sierra del Tablón para remontarse en los cielos y encauzar su vuelo.

Hábitat de la collalba negra en el Peñón
Son las aves rupícolas las otras grandes protagonistas de este enclave. Además de buitres, pudimos ver águilas perdiceras, cernícalos vulgares, escribanos montesinos, roqueros solitarios, colirrojos tizones, vencejos reales, aviones roqueros y collalbas negras. Sin embargo, el verdadero protagonista fue un macho de roquero rojo Monticola saxatilis que ya habíamos localizado desde el propio camping al comienzo de la ruta (con los prismáticos se veía a un ave rojiza haciendo “el paracaídas” en las rocas más altas, y a pesar de la enorme distancia estaba seguro de que se trataba de esta especie). Ya en la cumbre pudimos verlo en mejores condiciones largo rato, lanzándose a volar cantando hacia arriba para después dejarse caer en vertical entreabriendo las alas y enseñándonos la característica mancha blanca de su dorso.

Macho de roquero rojo Monticola saxatilis haciendo display en Sierra Sur de Sevilla
Lo interesante del dato es que hasta la fecha no se tiene constancia de la reproducción de esta especie en la provincia de Sevilla. En el Peñón de Algámitas hay varias citas, todas en época migratoria; en el caso que nos ocupa, sé que a mediados de mayo aún hay individuos en migración, y sé que a veces los machos se llegan a mostrar muy encelados en lugares por los que pasan. Y sé que 1.120 msnn es una altitud baja para la especie en Andalucía occidental. Peeeeero también sé que si hay algún lugar en la provincia de Sevilla que pudiera reunir buenas condiciones para registrar un caso de reproducción de roquero rojo, ése es el Peñón de Algámitas. Así que me quedé con la mosca detrás de la oreja, asumiendo que probablemente tan sólo era un macho en paso, pero no obstante me gustaría volver para confirmarlo antes de que termine la temporada reproductora.

Ellas también son vecinas de estos agrestes parajes....
Tras echar un ratillo en la antesala de la cima contemplando las vistas –que abarcan cuatro provincias-, nos dispusimos a bajar nuevamente por el mismo camino hasta la intersección en la cual el sendero puede hacerse circular, rodeando el cerro de la Sierrezuela. A lo largo del retorno seguimos disfrutando de las bonitas vistas de esa combinación de cresterías, colinas, olivares sobre tierras blancas, dehesas y manchas de matorral que es tan típica de la Sierra Sur

Natalia, Javi y yo, a la vera de la cumbre
Un pilar con encanto nos invitó a hacer una parada para buscar –infructuosamente- anfibios. Y, entre tanto, seguíamos registrando currucas mirlonas y carrasqueñas, alcaudones comunes, zarceros comunes, ruiseñores comunes, más orquídeas y bonitas mariposas como Zerynthia rumina.

Mariposa arlequín Zerynthia rumina. Cutreprismiscoping...¿quién da más?
A mediodía estábamos de vuelta en el coche, poniendo fin a la primera parte de la excursión. Y digo de la primera parte porque, tras comernos unos bocatas, pusimos rumbo a Pruna para hacer otra ascensión montañera. En este caso el objetivo era subir el Castillo del Hierro, antigua fortaleza que perteneció durante siglos al reino nazarí de Granada y que fue objeto de convulsos episodios militares en el Medievo debido a su situación en plena frontera.

Pilar-abrevadero de curiosa factura
Los restos de esta fortaleza se hallan en la cumbre de una peña de imponente perfil, que según dicen se asemeja a un galeón. La realidad es que es uno de los mejores lugares que conozco en la provincia de Sevilla para avistar a la collalba negra, objetivo que cumplimos con varios ejemplares anotados. Otras aves destacadas fueron las chovas piquirrojas, grajillas y cernícalos primillas que estuvimos viendo volar por debajo de nuestra posición, así como roqueros solitarios y escribanos montesinos entregados al canto.

El Castillo del Hierro sobre su impresionante tajo
La subida no es difícil ya que actualmente hay un camino empedrado; pero sí que es muy cansada, debido al importante desnivel y al calor de la solana. Eso sí, las vistas merecen sobradamente la pena.

Escribano montesino Emberiza cia, común en Sierra Sur
Me despido con esta preciosa criatura, el neuróptero Nemoptera bipennis, un endemismo ibero-franco-magrebí que a partir de mediados de mayo vuela por muchos parajes andaluces, entre ellos los pastizales de la ladera coronada por el Castillo del Hierro. Hasta la próxima! 

Uno de nuestros insectos más llamativos: Nemoptera bipennis

Independencia!

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Independencia. Palabra en boga últimamente. En muy distintos contextos, por diferentes medios y desde desiguales entornos nos llegan los ecos de este sonoro vocablo. Se palpa, se siente por doquier en estas últimas semanas. 

Joven canastera Glareola pratincola asomándose a la vida alada. El cauce del Guadiamar es testigo
de sus primeros quiebros aéreos. E.N. Doñana, julio 2014 

Hacen de ella su emblema muy dispares personajes, moradores de valles y montañas, de llanos y costas, de bosques y estepas, del norte y del sur, del este y del oeste. Muchos la han conseguido ya. Otros aguardan pacientemente, barruntando su próximo turno.

Poco les quedaba a estos pollos de cigüeña blanca Ciconia ciconia para conocer
la libertad más allá del nido. La Zarza, Andévalo (Huelva), julio 2014

No obstante, numerosos independizados no lograrán transmitirles a sus hijos las sensaciones vividas. Son vulnerables y débiles sin la protección que las anteriores ligaduras aportaban, y por ello es fácil quedarse por el camino.

Indefenso pollo de mirlo Turdus merula, que quizá saltó de su nido antes de tiempo.
Vale do río Nabão (Tomar, Portugal). Junio 2014.

Independencia. Los hay que la saborean en solitario desde el primer momento, sin tutelaje que les guíe en esta arriesgada fase vital.

Matar para vivir. Esta joven culebra de collar Natrix natrix escondía su librea juvenil entre la
vegetación desde la cual acechaba ranas comunes. Cañón del río Jarrama (H-SE), julio 2014.

Unos cuantos se ven solos, muy solos, sin compañeros cercanos más allá de la escueta familia. Son muchas las leguas de distancia a las que se hallan los congéneres que afrontan igual trance en este mismo momento.

Foto testimonial de un pollo de una de las pocas parejas de collalba rubia Oenanthe hispanica que anidan
en el Espacio Natural de Doñana, sin vecinos conespecíficos cercanos. Junio 2014.

Otros, por el contrario, la encaran al calor del grupo, haciendo fuerza de la unión entre iguales. Su instinto de supervivencia les dice que juntos en batallón se repelen mejor los ataques de los peligros que acechan por tierra, mar y aire.

Grupo de jóvenes golondrinas comunes Hirundo rustica compartiendo posadero a orillas de
la rivera de Chanza. Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva), julio 2014.
Independencia. Hay quienes ya la tenían, pero la viven ahora de un modo totalmente diferente y novedoso. Antes eran una cosa, y ahora son otra; los cambios de estrategia, las metamorfosis, son asunto normal en muchos barrios.

Macho joven de Calopteryx xanthostoma recién metamorfoseado (teneral). Apenas podía volar aún.
P.N. Sierra Norte, Sevilla. Junio 2014

Un giro tan radical en la vida exige estar atento, al loro, vigilante. No hay que descuidarse. La noche es oscura y alberga horrores. Tampoco escasean las amenazas diurnas que tratarán de quebrar esta recién saboreada sensación de libertad. Ojo avizor.

Este joven mochuelo Athene noctua clavaba sus dorados ojos en mi, atento a todos mis movimientos. Parecía que no bajaría la guardia... Campo de Tejada (H-SE), julio 2014.

Pero es difícil no confiarse, no dejarse llevar por las sensaciones nuevas que aguardaban ahí afuera y que ya hoy son una realidad. El recién saboreado aire libre cobija placeres otrora impensables en las oscuras cavernas de donde algunos procedían. 

Aunque.... ¿cómo no dejarse llevar por el tibio sol de las primeras horas del día? A la madriguera donde nació no llegaban los rayos del astro rey...
Los hay que cuentan con la fortuna de verse acompañados en las primeras fases de este gratificante pero duro proceso. Los altos vuelos recientemente estrenados son seguidos con detalle por sus mentores, ya versados en estas artes ya que ellos también se independizaron una vez.

Esta joven águila perdicera Aquila fasciata hizo una pausa en sus ejercicios de dominio aéreo para reposar
un rato junto a sus padres, que le controlaban desde el riscal. Sierra Sur de Sevilla, junio 2014

Además de echar un cable con la seguridad de ser necesario, estos tutores continúan abasteciendo de provisiones a los jóvenes independizados. Les ayudan a buscarse la vida en tanto consiguen consolidar su encaje en el nuevo puzle de sus vidas.

Alcaudón común adulto, vigilando los primeros pasos de su pequeño...
... Y aquí el joven vástago, que se movía entre los tarajes, atento a los sonidos paternales de alarma.
Sierra Morena, julio 2014
   
Y así es como, pasito a pasito y poco a poco, valiéndose del instinto y del rápido aprendizaje al que obligan la soledad y el tener que buscarse la vida por sí mismos, es como van afrontando su nueva aventura millones de criaturas que, dejando atrás la protección parental, se encuentran en estas fechas estrenando un nuevo mundo. Su mundo.

Joven sapo común Bufo bufo. A pesar de su pequeña talla, ya afrontaba su caminar en solitario
con mucha soltura. Sierra Morena Sevillana, junio 2014.
Las semanas de inicio del verano son las que traen la mayor explosión de vida a nuestros campos. Por todas partes es posible palpar los primeros movimientos de una infinita legión de invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Jóvenes inexpertos que se enfrentan por sí mismos al reto de la supervivencia diaria. De encarar la independencia alejándose del nido, de la madriguera, del envés de la hoja, de la poza o del remanso donde nacieron y que una vez fue su hogar. Sitios seguros donde se vieron cobijados y -algunos afortunados- protegidos por sus progenitores, a los que ahora dejan atrás. ¡Mucha suerte a todos!

¿Hasta cuándo conservará tan impoluto su recién estrenado traje esta joven canastera?
E.N. Doñana, julio 2014.

Orquídeas de Doñana: Montes de Hinojos 2014

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Hinojos es un pequeño pueblo onubense de algo menos de 4.000 habitantes que cuenta con un término municipal bastante grande, al que sus 32.000 hectáreas convierten en uno de los más extensos de la provincia de Huelva. Sin embargo, no sólo llama la atención por su cantidad, sino también por su “calidad”: más del 82% del municipio se encuentra protegido por sus valores ambientales, bien sea formando parte de Espacio Natural Doñana (Parques Nacional y Natural) y sus otras figuras geográficamente coincidentes, bien dentro de otros LIC´s que están actualmente en proceso de declaración como Zonas de Especial Conservación para formar parte de la Red Natura 2000 (ZEC´s Doñana Norte y Oeste, y Dehesa de Torrecuadros y Arroyo de Pilas).

Ophrys scolopax, detalle de la pilosidad de los "bracillos" del labelo.
LIC Doñana Norte y Oeste, marzo 2014
Como desde hace más de un año soy vecino de esta tranquila localidad del Condado, sus marismas y bosques están siendo parte importante de mi actual área de campeo. Por ello, la pasada primavera me animé a buscar orquídeas en algunas de las mejores masas forestales que cobija Hinojos.

Las flores de las Serapias constituyen refugio y hábitat vital para algunos invertebrados.
Montes de Hinojos, abril 2014.
Las áreas de mayor riqueza orquideológica que encontré son aquellas en las que el pinar de pino piñonero Pinus pinea (dominante en las florestas de por aquí) se combina con manchas de alcornocal y un buen sotobosque mediterráneo con claros. En términos generales, la época de floración se extendió mayormente desde mediados de mediados de marzo a mediados de abril.
Serapias lingua. A ellas también les gustan los Rolling... E.N. Doñana, abril 2014

Al ser una zona de muy baja altitud (las áreas prospectadas casi no superaron los 100 msnm) y con suelos casi nada calizos, mis esperanzas de encontrar variedad y cantidad de orquídeas eran muy bajas. Así que me soy por bastante satisfecho con las cositas que hallé…

Neotinea maculata de flores blancas, sin manchas. Pinares de Hinojos, marzo 2014.
A la hora de hablar de flora, y especialmente de orquídeas, hay que mencionar los suelos. Los de esta parte del norte de Doñana son arenosos en su práctica totalidad (con afloramientos locales de margas y arcillas), en general ácidos y muy pobres en nutrientes. Suelos profundos que drenan bien y en los que el agua se va enseguida, resultando por ello poco favorables para nuestras protagonistas.

Serapias lingua, rodal en un pastizal encharcado. Montes de Hinojos, abril 2014.

No obstante, hay especies que se desenvuelven relativamente bien en este entorno. Buscan, eso sí, las áreas que tienen algo más de arcilla en los estratos inferiores y que por tanto conservan la humedad más tiempo. Es el caso de Serapias lingua, la más abundante y mejor distribuida por los montes de Hinojos, principalmente por prados y pinares.

La discreta Serapias parviflora. Detalle de su grácil porte. LIC Doñana Norte y Oeste, abril 2014
Su más discreta pariente –y, con frecuencia, convecina- Serapias parviflora es menos frecuente, pero aún así fácil de encontrar por aquí; no obstante, a veces pasa desapercibida debido a su porte liviano.

Serapias parviflora es común en Doñana. Montes de Hinojos, abril 2014.

Aunque, si de pasar desapercibida se trata, el  premio se lo lleva Neotinea maculata, de flores diminutas y porte mínimo. De esta encontré varios rodalillos bajo pinos, siendo calificada como “poco común” en la comarca de Doñana.

Aquí se aprecia la diminuta talla de Neotinea maculata.
Montes de Hinojos, marzo 2014.

Comparte la misma categoría de abundancia la “presunta parásita” Limodorum abortivum, que no obstante ha florecido en buen número esta pasada campaña, siendo la segunda especie más numerosa en mis paseos. Amante de la humedad, con frecuencia se encuentra tapizando los suelos ricos en hojas de alcornoque, si bien en enclaves umbrosos de sotobosque pinar también se da.

Vistas de cerca, parece que las flores de Limodorum abortivum quisieran devorarte...
E.N. Doñana, abril 2014.
Tras emerger con mucho brío de las arenas, al modo de un espárrago, se demoraron en florecer un mes, no sé si por las cambiantes condiciones climáticas de esta primavera. A veces formaban grupos de considerable extensión. La abundancia en la floración de L. abortivum suele ser muy irregular entre temporadas, así que habrá que ver si el próximo año se repite o no la buena situación del actual.

Grupo de L. abortivum floreciendo en el sotobosque de un pinar-alcornocal. Hinojos, abril 2014.

Una de las mayores alegrías me la dieron los numerosos pies de Ophrys scolopax que hallé, casi todos compartiendo una misma localidad en el pequeño talud de una pista forestal. Una bonita población que ha estado luciéndose casi dos meses, debido al alto número de flores que va emergiendo paulatinamente en sus largos tallos. Una verdadera delicia.

Oprhys scolopax es muy poco frecuente en la provincia de Huelva. Montes de Hinojos, marzo 2014.
Al haber tantas juntas, era posible apreciar la variedad morfológica que caracteriza a esta especie. La más frecuente fue esta:

Librea más frecuente de las O. scolopax de la temporada 2014 en los Montes de Hinojos.
LIC Doñana Norte y Oeste, abril.

Otra muy bonita es la forma de labelo muy oscuro y sin marcas. Una chulada. No en vano, O. scolopax es una de mis especies preferidas, de la que he podido disfrutar en varios sitios de Andalucía esta temporada.

Oprhys scolopax de labelo oscuro. Montes de Hinojos, abril 2014.
Los taludes en que crecían estas preciosidades contenían grava, arcilla, cantos rodados y tenían pinta de tener algo de materia caliza, lo que sugiere posibles aportes antrópicos de material externo para afianzar las pistas forestales. Sea como fuere, este microhábitat parece haber beneficiado a la especie, en general  rara en nuestra provincia y que en el área de Doñana no se había citado (al menos en bibliografía) en su unidad corológica del Condado-Aljarafe, que es de donde proceden mis observaciones.

Limorodum abortivum ha sido abundante en sotobosques frescos de Doñana en este 2014.

No lejos de ella, en un clarillo entre rebrotes de alcornoque, me topé con ejemplares muy pasados y pochos de Oprhys speculum. Oso, no  sin cierto remordimiento, a poner esta foto de lamentable calidad, que es la única que pude hacer…

Ophrys speculum...o sus restos. Montes de Hinojos, abril 2014.

Cambiando de género, también pude disfrutar de Orchis champagneuxii. Su floración fue concentrada y duró poquito, al menos las de los rodales que localicé, todos ellos bajo pinos y en claros frescos de prados. No encuentro referencias a la especie en la unidad Condado-Aljarafe, aunque sin duda debe estar presente en otros lugares al margen de los pinares de Hinojos, pues es una especie frecuente en gran parte de la geografía andaluza y poco exigente en cuanto a la naturaleza del suelo.

Anacamptis (Orchis) champagneuxii, inflorescencia típica. Pinares de Hinojos, marzo 2014.
Orchis champagneuxii suele incluirse dentro del grupo de O. morio, uno de los más complejos de nuestra orquideoflora. Actualmente englobados en el género Anacamptis por la mayor parte de los autores, los pies incluidos en este complejo pueden asignarse a los taxones champagneuxii, morio, picta o longicornu. El problema más habitual en nuestras latitudes es tratar de distinguir lo que es champagneuxii de lo que es morio, habida cuenta de la variabilidad existente y de las similitudes entre ambas. 

Anacamptis (Orchis) gr. morio. E.N. Doñana, Hinojos, marzo 2014.

Los ejemplares de la pequeña población que localicé a mediados de marzo en suelos rojizos de arenisca y arena, presentaban porte pequeño, pocas flores, espolón relativamente grueso y lóbulo central plegado, dentado y con manchitas. Es decir, caracteres intermedios entre morio y champagneuxii, así que no soy capaz de pronunciarme al respecto y lo dejaré en Anacamptis cf morio… Si alguien con más pericia que yo se anima a decantarse, que deje algún comentario al respecto, s´il vous plaît.

Anacamptis cf. morio, detalle de las flores. E.N. Doñana, Hinojos, marzo 2014
Otra de mis preferidas es la "flor de los hombrecillos", de cuyo aroma a vainilla ya hemos hablado alguna vez por aquí; de hecho, es un “manojo” de Orchis italica lo que encabeza actualmente este blog. Una pequeña población, de una veintena de ejemplares al menos, erguía sus altivas cabezotas en los retazos que habían quedado sin arar entre encinas, pinos, alcornoques y matorral, en un sustrato algo más compacto por efecto de la arcilla. Se considera “poco común” en la Comarca.

La compleja y bonita flor de Orchis italica. Montes de Hinojos, abril 2014.
La información disponible online y la bibliografía sobre orquideoflora de Doñana es francamente escasa, imagino que debido en gran parte a que este espacio natural alberga pocas especies y no es idóneo para estas plantas. La obra de referencia, de la cual he sacado la consideración y categoría de abundancia y presencia de las distintas especies, es el artículo “Catálogo florístico del espacio natural de Doñana (SO de España). Plantas vasculares”, autoría de B. Valdés, V. Girón, E. Sanchez-Gullón e I. Carmona y publicado en la revista Lagascalia en el año 2007. Este magnífico trabajo recoge la presencia de 18 especies de orquídeas, de las cuales esta temporada 2014 he podido registrar casi la mitad (8-9 sp.), lo que creo no está mal teniendo en cuenta que no me he centrado en ello y que, de hecho, hay otras (O. tenthredinifera, O. lutea) que probablemente están presentes en la zona principal de mis observaciones pero con las que no he dado en el campo.

Amanecer en un rincón de los pinares de Hinojos, por donde discurre el carril-bici El Arrayán.
Me despido con una vista parcial de un rincón de los montes de pinos de Hinojos, paisaje que tengo la suerte de poder saludar cada mañana. ¡Buen verano!

Mis (ex)vecinas las abubillas

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Corría el mes de febrero cuando las abubillas que merodeaban por mi jardín comenzaron a cantar con mayor insistencia. Los días soleados del final del invierno sureño las animaban a ir pensando en sus quehaceres amorosos y a ir buscando un lugar acogedor en el que centrar la cercana temporada reproductora.


 A pesar de que yo estaba atento a sus escarceos, me cogió por sorpresa. Una mañana sorprendí a nuestros perros ladrándole con mucho interés al tronco del viejo olivo. Con excesivo interés como para tratarse de una salamanquesa o una culebra de herradura, como había ocurrido otras veces.
 Cuando miré por el agujero de la tronca me topé con esa inconfundible cresta punki. Lo primero que pensé es que a lo mejor la abubilla había tenido un accidente y estaba herida, de ahí que se refugiara en el interior del árbol…


…Un poco cándido por mi parte, lo reconozco. Pero es que estábamos tan sólo en los primeros días de marzo y además hacía fresco, así que por eso tardó en venírseme a la cabeza la posibilidad de que la pájara estuviera ya en otras circunstancias, como de hecho resultó ser. La pareja de abubillas había empezado a incubar, instalándose en uno de los dos hermosos olivos de nuestro jardín y convirtiéndose, por lo tanto, en nuestras vecinas!

 Ciertamente, tenían motivos de sobra para justificar su elección, pues el olivo tiene un tronco bastante grueso con un agujero de buen tamaño a la altura ideal para satisfacer los requisitos “upupo-reproductivos”.


Mi alegría, no obstante, se vio de repente empañada por una inquietud... ¿Dejarían nuestras fieras tranquilas a las abubillas para que pudieran criar en paz? La cosa no estuvo fácil los primeros días. Los cánidos no quitaban ojo a los movimientos de las bobitas durante casi todas las horas de luz, y cuando las veían salir o acercarse al nido, corrían embalados a tratar de darles caza. Sobre todo Eli, que por entonces era una cachorrita de poco más de medio año con muchas ganas de mambo…


 A base de “desincentivos acuáticos” (por decirlo sutilmente) les fuimos quitando a los perros las ganas de arrimarse al árbol. Así que, conforme pasaban los días, las abubillas iban adquiriendo más confianza y nosotros respirábamos más aliviados. No queríamos que tan ilustres vecinos se sintieran tratados de modo descortés por parte de la facción peluda de la familia…


 La realidad es que los perros dejaron de hacerles caso a las abubillas más bien por puro aburrimiento. En cuanto pasó la novedad y se dieron cuenta de que no podían alcanzarlas en sus intentos de lances, las aceptaron como un elemento más del vecindario ornitológico de este rincón humanizado al borde de los pinares de Doñana, del cual forman parte alados como las currucas cabecinegras, por ejemplo.


O como los estorninos negros, que se colaban en casa por la chimenea de cuando en cuando; cosa que ocurrió asimismo un par de veces con los gorriones comunes y los carboneros, si bien estos preferían entrar por las ventanas.


También las garcillas bueyeras, e incluso las cigüeñas blancas, se acercaban a la casa mientras buscaban animalillos que echarse al buche tras el paso del tractor por el campo contiguo.


A eso de primeros de abril las cantarinas abubillas tenían ya polluelos, como pudimos deducir por la mayor intensidad de los aportes de comida. En fechas anteriores los adultos se relevaban o si acaso uno de ellos (¿el macho?) traía comida al otro unas pocas veces al día, pero después aquello fue derivando en un constante trasiego de vuelos mariposeantes que confluían en la boca de la agrietada tronca. Por esas fechas los pequeños abubillos (a los que aún no veíamos) no eran los únicos jóvenes en la guardería. Los pardillos y los verdecillos se habían adelantado, y se dejaban observar cebando a su prole.


La familia evolucionaba bien, y sobre mediados de abril comenzó el verdadero disfrute. Los pollos mayores ya asomaban por la entrada del nido para recibir los suculentos bocados que traían sus padres, cosa que ocurría casi cada diez minutos.

 La delicatessen principal la conformaban las crisálidas (ya limpias de seda urticante) de procesionaria del pino Thaumetopoea pityocampaque fue la presa que más veces –y con diferencia- vi aportar a los adultos. Un corto piido metálico barruntaba unos microsegundos cada llegada de alguno de los progenitores con papeo; suficiente para estar presto a apretar el botón de mi anciana coolpix 4500, la cual –superpuesta manualmente al telescopio, como siempre- se portó estupendamente en las sesiones domésticas de cutrescoping abubillero.


Lo de “sesiones domésticas” viene al pelo. No creo que haya palabra mejor para definir esas tardes apostado dentro de mi cocina junto a la ventana, con un cafelito por delante, tratando de cazar los momentos de ceba de mis preciosas vecinas. Y ese carácter doméstico y cotidiano es lo que convertía a esta situación en un lujazo, al menos bajo mi punto de vista.


 Los pollos se veían cada vez más hechos, hasta que una mañana al asomarme temprano vi cómo la primera ceba del día tenía lugar en la valla. El primer pollo había salido del nido, y a ese lo seguirían tres más en los días posteriores.

Aunque aún quedaban uno o dos pollos en el hogar, cambié de ventana para fotografiar a los demás en las traseras de la parcela, posados cada mañana al solecito en las ramas de una acacia. Allí se veían las caras con gente nueva para ellos, como la familia de verderones que también andaba por el barrio, o los gorriones molineros, abundantes por aquí aunque no fáciles de pillar con el telescopio.


Sin embargo, era entonces cuando empezaba lo realmente complicado para nuestras jóvenes amigas. Una vez superada con éxito la supuesta amenaza de los perros (a quienes los aleteos de los volantones ya ni les hacían levantarse de la siesta) había que extremar las precauciones con los vecinos verdaderamente peligrosos…


Una pareja de águilas calzadas y otra de cuervos habían establecido sus territorios por las cercanías, formando nuestro jardín parte de su cazadero. Las calzadas picaban y marcaban constantemente, regalándonos preciosos momentos de lucimiento. Una de ellas incluso llegó a cazar a un joven rabilargo junto a nuestra valla. También los milanos negros hacían ronda casi a diario, buscando algún animal que echarse al buche, aunque éstos más bien preferían toparse con alguna presa que estuviera ya fiambre.


Tampoco les quitaban ojo a los rabilargos, tan arriscados y temerarios que incluso llegaban a robar el pienso de los perros cuando estos se despistaban brevemente. Eso cuando no estaban deambulando en pandilla de aquí para allá, luciendo sus largas colas y aprovechando los recursos que la zona iba dando. Cuando llegó la temporada de nísperos me saqueaban el árbol a diario. Pero ¿cómo resistirse ante tan bonitos animales?


Volviendo a las abubillas, cada vez se dejaban ver menos tiempo por la parcela, hasta que el último pollo voló y al poco abandonaron la zona. O eso creí, pues sin embargo se seguían escuchando cantar, incluso con más instancia que antes. Además, a los pocos días observé a una de ellas merodeando de nuevo por el viejo olivo.


¡En breve se confirmó que estaban de nuevo incubando en el mismo sitio! Lo precipitado del asunto me hizo sospechar enseguida que podría tratarse de un relevo más que de una repetición. Pude confirmarlo cuando por el telescopio aprecié ciertos detalles en el plumaje de una de las “nuevas” abubillas: se trataba de una pareja diferente. O, al menos, uno de los dos adultos era distinto a los de la primera puesta.


 Muy contento, me dispuse nuevamente a seguir sus evoluciones y a disfrutar de más jornadas de cutrescoping doméstico, esta vez en los meses de mayo y junio. Con la explosión de la primavera había mayor diversidad de invertebrados que llevarse al buche, así que la lista de la compra incluyó más variedad en esta segunda nidada. Los grillos cobraron mayor importancia, si bien no cesaron los aportes de crisálidas de procesionaria, e incluso en una ocasión trajeron un pequeño alacrán.


La segunda pareja sacó adelante al menos tres pollos -quizá cuatro-, quienes tras salir del nido duraron poco tiempo por el jardín (menos que los anteriores).  Supongo que encontrarían otro lugar con más alimento, o que quizá se sintieron más atraídos por la densa sombra del pinar, que sin duda hacía más llevaderos los calores que arreciaban en junio por la comarca de Doñana.


 Sea como fuere, desde entonces miro a las abubillas de otro modo. Siempre me han gustado (¡y a quién no!), pero ahora percibo en ellas un nosequé más familiar. No en vano han sido nuestras vecinas de pleno derecho, formando parte de nuestro día a día cotidiano durante meses.


Ya no vivo en ese lugar y no tengo abubillas en el jardín, así que por eso me he animado a hacerlas protagonistas hoy en este humilde rincón cibernético. Bueno, a ellas y al resto de aquella comunidad alada doméstica (todas las fotos están hechas en mi antiguo jardín de Hinojos). Eso sí, aunque ya no seamos vecinos, nos seguimos saludando por el campo… 

Charranes raros en Marismas del Odiel

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 La última entrada de este blog tuvo una temática doméstica. La que ahora mismo estáis leyendo tiene también un cariz levemente hogareño. Semidoméstico, podríamos decir. 

 Hace unas semanas mi amigo José Manuel Méndez localizó varios charranes de los considerados “rareza” nacional en el Paraje Natural Marismas del Odiel. Así que una de aquellas tardes nos dimos cita él, Sencianes y yo para echarles el ojo a estos viajeros llegados desde lejanas tierras. La accesibilidad de los lugares de querencia vespertina de los charranes hizo posible que fueran bastantes los observadores de aves que pudieron disfrutarlos durante los siguientes días en el Espigón Juan Carlos I.

Nuestros dos protagonistas del día: charrán rosado y charrán bengalí. Marismas del Odiel (Huelva)

 El charrán rosado Sterna dougallii es un precioso y costero miembro de la familia de los estérnidos que se reproduce en un amplio rango mundial del que España, no obstante, queda fuera. Al margen del puñado de parejas de Azores y Madeira, las colonias más cercanas son las de Reino Unido y el noroeste francés, que es de donde vienen los que recalan por acá; ello se debe a que nuestras costas quedan en la ruta migratoria que cada año trazan entre sus lugares europeos de reproducción y los mares de África occidental, en cuyas aguas pasan el invierno. Por eso, en los últimos veranos se está constatando su presencia regular en distintos puntos de la Península, especialmente en Galicia, las marismas del Odiel y las salinas, playas y marismas del noroeste de Cádiz

 En total conseguimos ver cuatro ejemplares de esta rara especie, un buen número para Huelva. Dos eran adultos en plumaje reproductor y otros dos presentaban plumaje casi invernal. Tres de las aves estaban anilladas, lo cual es algo habitual en los avistamientos que se producen en España; sin embargo, las anillas eran de metal y la calima y la distancia no permitían leer nada. La especie (que ya ha aparecido anteriormente en el blog) suele asociarse a charranes comunes, como de hecho ocurría ese día.

Aquí se ve un póker de charranes...Rosado, común, bengalí y patinegro. Marismas del Odiel (Huelva)

 El otro “raro” que íbamos buscando era el charrán bengalí Sterna bengalensis, "primo zumosol" de los anteriores, pues su tamaño y corpulencia son bastante mayores al de los rosados, y similares a los de los charranes patinegros. Vimos posados y en vuelo dos ejemplares adultos, siendo realmente mi primera vez con ellos, ya que –al margen de un fugaz avistamiento en vuelo- hasta ahora me habían dado esquinazo a pesar de observarse cada año regularmente en zonas como las playas de Tarifa y Chipiona. Si bien la identificación de charranes de pico amarillo a veces es complicada y exige ser cautelosos (ya hablamos de ese tema aquí), en este caso todos los detalles parecían ser buenos para charrán bengalí, sobre todo el pico relativamente fino y marcadamente curvado, el tamaño, el desgaste de la frente en esta época del año y el obispillo y la cola grises. 
 Los bengalíes tampoco crían en España (aunque algunas parejas lo han hecho esporádicamente), sino que se avistan durante sus pasos migratorios. En este caso, las colonias más cercanas están en Libia, de donde se comprueba, gracias a la lectura de anillas, la llegada de ejemplares.

En esta foto de cutremóvilscoping se aprecia bien el característico pico naranja del charrán bengalí, totalmente diferente del de los charranes patinegros. Marismas del Odiel (Huelva)
  Ese día las balsas y las playitas de los bajos del espigón estaban muy animadas de otros estérnidos más comunes pero igualmente simpáticos: además de los charrancitos locales, de los que había parejas aún incubando, numerosos charranes comunes y patinegros andaban reunidos y pescando por la Ría. Así que 5 especies juntas, escalera de charranes hablando en términos pokerianos… Junto a ellos había buenos números de gaviota cabecinegra, una de las gaviotas más chulas en plumaje nupcial.

Sufridor charrancito incubando en Huelva en el mes de julio...
 Comencé la entrada diciendo que tenía un aire semidoméstico. Es una cuestión de distancia: el área de avistamiento de charranes está a poco más de un kilómetro de Mazagón. Todo un lujo, aunque para llegar hay que dar un buen rodeo (o echar mano de piragua). Un saludo y hasta la próxima!

Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena de Jaén

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¡Qué buenos momentos he pasado estos últimos años pateando la Sierra Morena jiennense! Los que la conocéis, sabéis que es todo un privilegio para un naturalista el poder trastear por ella. Y ahora me siento doblemente afortunado, ya que por fin hemos publicado desde ADIT-Sierra Morena el segundo volumen de nuestra colección de libros de rutas naturalísticas, que no es otro que el dedicado a Sierra Morena de Jaén.


 El libro, con sus dos ediciones en castellano e inglés, se presentó el  pasado día 29 de noviembre en el marco de las IV Jornadas de Turismo Ornitológico de Sierra Morena, que tuvieron lugar en el evocador pueblo de Baños de la Encina y su entorno.


 Quiero dar las gracias públicamente a todos los que habéis/han colaborado conmigo en este trabajo, principalmente con la cesión de imágenes para el mismo. Me gustaría, al menos, nombrar a aquellos que tienen un blog o página de fotos, para enlazaros a los respectivos y que veáis el bien trabajo que realizan. Así que gracias a Juan Sagardía (autor de la espectacular imperial de la portada), Miguel Ángel Domínguez (cuya preciosa toma de lince también sale en la portada), José Manuel “Odiel” Méndez, Ricardo Rodríguez, Luis OjembarrenaAquilino Duque, Juan Luis Muñoz, Raúl Baena, Miguel Ángel Rojas, Juan Oñate, Paco Hoyos, Ángel Pulido, Miguel Rouco,Carlos Fernández, Teo Todorov y el benjamín –que apunta alto- Sammy Langlois, así como a Mariano Martínez y Paco M. Barranco. GRACIAS a todos.


 Me gustaría despedirme con el texto de contraportada del libro, que puede conseguirse a través de este enlace: http://www.laserrania.org/?p=2354

El Paso de Despeñaperros tiene siempre sus puertas abiertas al viajero que desee adentrarse en Sierra Morena de Jaén. En ella le esperan miles de hectáreas de monte mediterráneo, bosques de encinas y alcornoques, extensos pinares, ríos cortejados por adelfares y densas riberas, cerros y lomas salpicados con bolos de granito y cortados rocosos, dehesas donde pastan toros de lidia, campos de plateados olivos y fértiles vegas regadas por el gran Guadalquivir. 

 En este escenario natural de innumerables sierras, barrancos y llanos se desarrolla a diario la más fascinante cara de la vida en los ecosistemas mediterráneos. Al cobijo de la soledad de sus remotos parajes caza sigilosamente el lince ibérico, el águila imperial cacarea afianzando sus dominios, campean los últimos lobos andaluces, el vencejo cafre busca nidos de barro en los que realizar su puesta, el buitre negro plasma su enorme silueta en el azul del cielo, los sapos parteros ibéricos cantan en melancólicos coros, bogas y barbos remontan los limpios ríos en busca de sus frezaderos, los machos de sisón cortejan a las hembras en barbechos y trigales, los críalos persiguen y atemorizan a las urracas, endemismos vegetales como Digitalis mariana o Centaurea citricolor se abren paso entre grietas y taludes, el elanio se cierne sobre olivares y herbazales, el calamón pone la nota de color entre las eneas y la carraca hace lo propio en la campiña…

 Se recogen en este libro 15 propuestas de distinta tipología (trayectos en coche, rutas a pie, paseos para hacer en familia y puntos fijos de observación) y de diferente grado de dificultad, dirigidas tanto al experto naturalista como al pajarero que se inicia. A través de ellas podremos conocer esta sorprendente comarca, que, por el conjunto de sus valores, es uno de los grandes santuarios de la Naturaleza ibérica.

 Un saludo!

Curso INICIACIÓN a la ORNITOLOGÍA 2012

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Un año más, los miembros voluntarios de SEO-Sevilla celebramos nuestro habitual Curso de Iniciación a la Ornitología, con la particularidad de que en esta edición tendrá lugar casi en primavera. Por si alguien se anima a inscribirse, dejo aquí el cartel y el programa teórico-práctico de contenidos. Más info en nuestra web o en info@sevilla.org.


A pique de Primavera...

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Buitre negro adulto en Sierra Morena Sevillana
Con el avance del calendario y los calores que tenemos en estas últimas semanas, se está produciendo el definitivo empujón hacia la primavera en Sierra Morena. En los últimos días he podido tomarle el pulso a unos montes en los que los buitres negros se entregan al cortejo aéreo, las águilas reales marcan sus territorios en el cielo, llegan los primeros críalos, cantan pinzones vulgares y currucas rabilargas, y tamborilean en las ramas secas picos menores y picos picapinos. Claro que aún tenemos zorzales, lúganos y bisbitas que nos recuerdan que la estación fría no se ha ido, aunque no lo parezca…


 En este invierno tan seco también hay, no obstante, que estar atentos a las plantas. Así pueden descubrirse las cucas y bonitas flores de Narcissus cantabricus, los adornos colgantes del garbanzo del diablo Erophaca baetica o el pequeño pero llamativo toque blanco en los ranúnculos acuáticos.

Narcissus cantabricus en las orillas del río Bembézar (Hornachuelos). Esta especie es escasa en Sierra Morena central

 De lo más notorio es también el renovado vuelo de las mariposas. Ya he podido detectar un buen puñado de especies madrugadoras, deseosas de disfrutar de los cálidos mediodías de Sierra Morena. Así que ya se dejan ver algunos de los más espectaculares lepidópteros de la cordillera mariana, como Charaxes jasius, Gonepteryx cleopatra, G. rhamni, Papilio machaon y Zerynthia rumina, aunque en esta ocasión me gustaría sacar a la palestra a esta peluda pequeñaja:

Tomares ballus es una de nuestras más tempraneras mariposas

 Y paisajes grandiosos, como siempre, aunque muy secos para ser febrero, como pocas veces en estos último años. Pero son cosas del clima mediterráneo, al que nuestros bichos y plantas están bien adaptados.
Pozas y chorreras en el río Névalo (Sierra Morena Cordobesa)

No obstante, allí donde queda agua hay vida. Como ejemplo, estas larvas de salamandra, algunas de las cuales estaban a punto de terminar su desarrollo.

Larva de Salamandra salamandra morenica en un pilón de Sierra Morena Cordobesa

 O esta enorme rana común de anómala coloración oscura. Supongo que gajes de haber pasado el invierno dentro de un umbroso pilar…

Rana común Pelophyax perezi de gran talla, vecina de la salamandra de arriba

 Las fotos y lo narrado son de dos jornadas recientes por Sierra Morena Central, una en solitario por remotos montes cordobeses, y otra junto a Albert Savijn y Javier Salcedo, espectacular día por Sierra Morena Sevillana donde vimos además 5 águilas reales y 5 imperiales (incluyendo fabulosos avistamientos de dameros).
Río Bembézar en el norte de la Sierra de Hornachuelos

Sé que algunos de los que os pasáis por aquí iréis a la FIO de Monfragüe este finde. Allí estaremos, así que si os apetece no dudéis en pasaros por nuestro “chiringuito” (SIERRA MORENA, carpa 1-stand 125), donde tendremos algunas cositas chulas para regalar… Nos vemos!

Sierra Morena Deluxe: EUPHYDRYAS AURINIA

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Euphydryas aurinia vista desde un ángulo singular. P.N. Sierra de Hornachuelos

 Me gustaría actualizar el blog (por fin) con una entrada de la sección deluxe dedicada a los lepidópteros de Sierra Morena. Y qué mejor especie para ello que la llamada doncella de ondas rojas Euphydryas aurinia, mariposa emblemática y muy conocida en el mundillo naturalista.

Aquí la tenemos libando sales en una piedra. Sierra Morena Sevillana

 Esta bella criatura vuela en el centro y sur de Europa, siendo al parecer es muy variable y presentando numerosas subespecies; la nuestra sería Euphydryas aurinia beckeri, taxón restringido a la Península. Se trata de una especie bien distribuida en nuestro país, siendo abundante en gran parte del territorio nacional. No obstante, su “fama” se debe a que es una de las pocas especies de mariposas que gozan de especial protección, ya que está incluida en el Convenio de Berna y en la Directiva de Hábitats, de lo cual se deriva el régimen de Protección Especial que se le otorga en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

La doncella haciendo una pausa de avituallamiento... Sierra de Aracena y Picos de Aroche

 A pesar del declive que se ha constatado en algunas de sus poblaciones europeas (por ejemplo, en Reino Unido existen hasta reservas donde el hábitat se maneja para favorecer a la Marsh Fritillary), en Sierra Morena es una especie relativamente frecuente y que aparece en todas las provincias. Como las plantas nutricias de sus larvas son las madreselvas Lonicera sp., normalmente las encontraremos en áreas frescas de bosque y monte mediterráneo, o bien cerca de ríos y arroyos.

Esto CREO que es una oruga de Euphydryas aurinia. Sierra de Hornachuelos

 Los adultos, a los que podemos ver desde mediados de abril y al menos hasta julio, son asiduos de barrizales y encharcamientos en los que los suelos presentan riqueza mineral. Allí se les puede ver libando sales, como en esta fotografía de la pasada primavera.

Nuestra protagonista "chupando suelo". Garganta Valquemado (P.N. Sierra de Andújar)

 Algunos lugares buenos y accesibles para verla en Sierra Morena son Los Chorros de Ollarancos en la Sierra de Aracena; los bosques del entorno de las riveras de Ciudadeja y Huéznar en el P.N. Sierra Norte de Sevilla; el arroyo Guadalora (Sierra de Hornachuelos) y las umbrías del Névalo (Villaviciosa) en Córdoba; o el Paraje Natural Cascada de la Cimbarra en Aldeaquemada (Jaén).

 Un saludo!

Sierra Morena Cordobesa: variedad a tope

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Uno de los muchos parajes espectaculares de Sierra Morena Cordobesa: Los Conventos, en Adamuz

Buenas a tod@s!

Tengo que confesarlo: me lo paso pipa en Sierra Morena Cordobesa. Igual mi opinión no es muy objetiva (…), pero pienso que dicha comarca da un juego extraordinario al pajarero. Ayer, por ejemplo, comencé con la bellísima melodía de los ruiseñores, el rudimentario canto de los picogordos y la escandalera de los críalos en un encinar plagado de conejos al que llegó una joven águila imperial, que tuvo que resistir los envites de varias urracas con muy mala leche. Por encima de las palomas torcaces, las oropéndolas, los primeros zarceros comunes de la temporada y algunos mosquiteros papialbos de paso, se alzó la silueta de un águila real adulta mientras algunos ciervos cruzaban furtivamente los cortafuegos.

Orchis champagneuxii, una de las pocas orquídeas que están floreciendo de modo abundante
 esta primavera en la Sierra

 Un rato después, una pareja distinta de águilas reales cicleaba sobre unos campos a los que estos días asoman muchos tulipanes silvestres y algunas orquídeas, no lejos de donde un macho de águila perdicera reposaba a la sombra, quizá dormitando arropado por los dulces arrullos de las tórtolas que ya han llegado a nuestros montes.

Esta águila perdicera Aquila fasciata me miró unos minutos antes de continuar con su relax...


 Y como el Guadalquivir abraza estas tierras, es posible disfrutar también de una colonia de cría en la que ya hay pollos de garza real a punto de volar, garzas imperiales de cortejo y haciendo nidos, y martinetes incubando; incluso dos espátulas y una garceta grande pusieron la sorpresa en un eneal delque salen y entran los eléctricos calamones. Además, cucos y torcecuellos ponen la banda sonora en estas fechas a los sotos del Gran Río.

El río Guadalquivir recibiendo las aguas del arroyo Tamujoso

 Para mayor variedad, algunos de los municipios de la Sierra tienen parte de su término en la campiña agrícola, así que en pocos minutos se puede cambiar de tercio y presenciar los encelados cantos de amor de las calandrias, escuchar el escurridizo reclamo de la lavandera boyera, constatar la llegada de los primeros chotacabras o encontrar algunos odonatos madrugadores.

Enallagma cyathigerum, ejemplar inmaduro de sexo incierto. Una de mis primeras libes de esta temporada...

Desde aquí un saludete a mi compi Nicasio (sé que a veces te pasas por aquí…), con el que viví algunos de estos buenos ratos de ayer!


La torre de Villaverde, atalaya de parte de la campiña de Montoro

La feliz historia de Raimunda

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 No me gustaría batir un feo récord no actualizando el blog al menos una vez al mes… Así que hoy me gustaría contaros una historia. Un relato de esos que a veces terminan con un final nefasto, pero que, en esta ocasión, acabó francamente bien. 

 El pasado día de 1 abril, un pescador que faenaba frente a la costa de Nazaré (Beira Litoral, Portugal) se topó con un enorme bicharraco que nadaba a la deriva. Tras engancharlo y remolcarlo hasta la orilla, alertó a la policía local, que su vez avisó al ICNB y a la Sociedade Portuguesa de Vida Selvagem, cuyos técnicos y responsables se desplazaron al lugar en cuestión. Allí dieron un primer tratamiento al animal, que resultó ser una “Tartaruga do Couro” o tortuga laúd Dermochelys coriacea, a la cual recogieron y transportaron al Centro de Reabilitaçao de Animais Marinhosque gestionan en Quiaios (Figueira da Foz).
La tartaruga de couro justo antes de ser recogida en la playa de Nazaré. Foto: Carlos Barroso/LUSA

 Una vez allí, los profesionales que trabajan en este centro hicieron todo lo posible por estabilizar al animal en las primeras horas, ya que se encontraba muy delgado y debilitado. Conseguir mantenerlo con vida ya fue un logro. En este vídeo la responsable del centro comenta la situación (em português).

 Durante 10 días se le hicieron análisis y fue sometida a un cuidadoso tratamiento de recuperación. La dificultad de trabajar con esta especie estriba, además de en su tamaño, en que al parecer no sobrevive mucho tiempo fuera del mar. Por ello urgía acelerar en lo posible el proceso, y cruzar los dedos para que el trabajo surtiera efecto y pusiera ser liberada lo antes posible con garantías.
Cuidando a Raimunda. Foto: Carlos Barroso/LUSA

 ¿Y qué pinto yo aquí? Pues resulta que esos días me pilló por allí, así que me ofrecí para echar un cable a los amigos del CRAM-Q para el momento de la liberación. Raimunda, que así fue llamado el animal tras votación popular vía redes sociales –en honor del pescador que la encontró y rescató-, resultó ser una hembra aún no adulta; un ejemplar de tamaño mediano, pues allí las han tenido mucho más grandes. Pero os puedo asegurar que, aún así, me impresionó este ser de aspecto antediluviano, de unos 1´8 metros de largo y casi 200 kg de peso, cuyas aletas delanteras eran casi tan largas como mis piernas, y con una cabeza más gorda que la de algunos humanos que conozco...

En el tanque donde se fue confinada durante la rehabilitación. Foto: CRAM-Q

 Durante los días que la vi allí no me costaba en absoluto imaginarme a este gigante del mar nadando lentamente en la inmensidad remota de su mundo azul, sorteando todo tipo de peligros en las décadas que llegará a vivir. ¡Qué fuertes, y a la vez qué frágiles, son todas las criaturas pelágicas!
Aquí estamos sacándola de la piscina. Foto: CRAM-Q

 Finalmente, el día 10 de abril se pudo proceder a la suelta de la popular Raimunda, ya recuperada y una vez comprobados los resultados satisfactorios de los análisis y muestras pertinentes; también se la dotó de una anilla y un chip. Para trasladarla al puerto hubo que montar un buen tinglado, con asistencia de bomberos e izado con grúa incluidos.
Y menos mal que era pequena!... Foto: CRAM-Q

 Una vez en el puerto, la tortuga y algunos de los trabajadores del centro se embarcaron en el Gaivota do Mondego, un barco de pesca que los trasladó a una distancia prudencial de la costa, donde Raimunda pudo de nuevo sentir la libertad que dan las olas y el amplio horizonte del Atlántico. Allí, a buen seguro, continuará ahora mismo salvando dificultades y esquivando peligros y depredadores, con ese tenaz instinto de supervivencia que caracteriza a estos asombrosos y longevos animales.
Imponía y sobrecogía verla así. Numerosos curiosos se acercaron a despedirla. Foto: CRAM-Q

 Vaya desde aquí mi reconocimiento a todas las personas que han hecho posible que esta historia haya tenido un final feliz. Y que, por fortuna, no es la única, pues en los últimos meses ha habido varias tortugas bobas, una foca gris, un puñado de alcas y otras aves marinas –entre otros animales- que han conseguido retornar a sus mares de origen tras haber sido recuperados en estas instalaciones. Si queréis más información del trabajo que desarrollan y de algunos de los bichos que tienen en CRAM-Q, podéis curiosear aquí.



Boa viagem, Raimunda!!

Un saludo y hasta el mes que viene (...)!

Libeluleando y cafreando por Hornachuelos

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 Quién me iba a decir, hace pocos años, que me iba a “picar” tanto con las libélulas, que incluso me atrevería a liarme la manta a la cabeza para organizar una salida para observarlas expresamente! Pero eso fue justamente lo que ocurrió el mes pasado, cuando nos reunimos nada menos que 8 colgaos para –buen madrugón mediante- observar odonatos en una de las mejores zonas de Sierra Morena para este grupo animal.


Onychogomphus uncatus, macho. Foto: Miguel Ángel Rojas

 El Parque Natural Sierra de Hornachuelos, en Córdoba, presenta algunos cauces fluviales muy bien conservados, enmarcados en fincas cinegéticas de bosque y mote mediterráneo. La buena calidad de aguas hace el resto. Ahí ha sido donde estos años atrás he podido observar algunas de nuestras libes más escasas y amenazadas, así que no había sitio mejor para hacer una prospección de aficionados.


Vencejo cafre.... fotón de MA Rojas!

 Comenzamos en el cañón del Bembézar, con el objetivo en mente de abrir boca con las aves. Nuestras amigas aladas no defraudaron, y pudimos hacer excelentes avistamientos de cigüeña negra, vencejo cafre, golondrina dáurica, picogordo y buitre leonado, entre otras. A ras de suelo, fueron los herpetos los más colaboradores, pues tuvimos buenas vistas de sapo común, lagarto ocelado, lagartija colilarga, galápago leproso y alguna que otra huidiza culebra.

Un tramo del arroyo Guadalora, hogar de Gomphus simillimus

 Pero tampoco nuestro objetivo principal quiso faltar a su cita en este imponente paraje de fragosas laderas de matorral salpicadas de picachos, sino que ya de vuelta las libes se hacían mucho de notar: Platycnemis acutipennis, algún P. latipes, Trithemis annulata y Crocothemis erythraea deambulaban a de aquí para allá –algunos ejemplares entregados al amor-, aunque la sorpresa fue encontrarnos con varias Trithemis kirbyi, una de las últimas incorporaciones a la odonatofauna ibérica, que va extendiéndose a buen ritmo por el territorio nacional (estos dos años pasados no la vi en este lugar). Y también llegó la primera de las estrellas del día: un macho de Oxygastra curtisii patrullando incansablemente su cachito de orilla. Buen comienzo!


Trithemis kirbyi. Foto: Goyo Para

 La verdadera prospección odonatera tuvo como escenario el bonito y valioso arroyo Guadalora, cauce de aguas prístinas cobijadas por un bosque de ribera bastante interesante, en el que sobresalen los rodales de almez. Allí, metidos en pozas y explorando distintas zonas del cauce, pudimos disfrutar de varias Oxygastra más. Eso sí, a pesar de que contábamos con varios y excelentes fotógrafos, las condenadas no se dignaron a posar ni una milésima de segundo en las horas que estuvimos tras ellas. ¡Qué fascinante animal! Los visitantes asiduos del blog quizá recuerden una entrada que hice sobre esta especie, con alguna foto hecha precisamente en este lugar.


Calopteryx haemorrhoidalis, macho (enseñando el porqué de su apellido). Foto: MA Rojas.

 Continuamos sumando especies chulas: Anax imperator, Cordulegaster boltonii, muchísimos Onychogomphus uncatus, Erythromma lindenii, Calopteryx haemorrhoidalis, etc etc. Y, finalmente, la otra joya de la jornada: Gomphus simillimus, probablemente una de las libélulas más complicadas de ver en Andalucía, gónfido del que encontramos varios ejemplares y vimos incluso una cópula. ¡Una pasada!


Macho de Gomphus simillimus. Foto: Goyo Para

 Al margen de las libes, pudimos ver oropéndola, picogordos, dos vencejos cafres más, buitres, aviones roqueros, etc. De mariposas estuvo flojillo para lo que suele ser el sitio, aunque la especialidad del lugar, la mariposa del almez Libythea celtis, no falló; localizamos varios ejemplares, muchos de ellos ajados y hechos polvo tras un largo invierno.


Libythea celtis, con las alas ajadas. Foto: Goyo Para

 Pero, como somos frikis de los güenos, no termina el asunto sobre el agua…. Bajo la misma, estuvimos viendo numerosos calandinos, a los que incluso hice fotos (por motivos técnicos, no puedo ponerlas ahora). Por no decir el nivel de los botánicos identificando plantas. Y es que es todo un lujo el compartir jornadas camperas con “mostruos” como Miguel Ángel Rojas, Diego Conradi, Javier Salcedo, David Vargas, Goyo Para, Juan González y Raúl Baena. Vaya desde aquí mi saludo a ellos y a todos, pues me despido hasta el mes que viene (La Pampa espera!!).


Erythromma lindenii. Foto: MA Rojas

Sex on the River

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Sex on the river... trazando corazones en la Rivera de Huéznar
La observación y estudio de las libélulas es, además de apasionante, muy socorrida… En los últimos tiempos los odonatos ocupan cada vez más espacio en este blog, y también en mi actividad campestre. Pero es que, ¿hay algún plan mejor en este ajogaero que es el verano andaluz, que calzarse escarpines, ponerse el bañador, colgarse prismáticos y cámara, y meterse dentro de un río, vadeando sus aguas en busca de estos fascinantes animales? Allí, a la sombra de la galería de alisos y fresnos, puedes descubrir escenas tan tórridas –al menos para sus protagonistas- como esos rayos de sol que se derraman, implacables, en la hostil realidad que impera fuera del umbroso frescor ribereño.

Calopteryx xanthostoma hembra, poniendo huevos en Sierra Morena Sevillana
 En esta ocasión traigo a estas páginas a una de las especies de caballitos más escasas de Andalucía, y una de mis preferidas. Se trata de Calopteryx xanthostoma, un endemismo del extremo suroccidental europeo que en España se asocia a ríos con aguas corrientes y frescas, estando considerado un buen bioindicador. La única población que conozco en Sierra Morena es la de la sevillana Rivera de Huéznar, y allí fue donde –entre chapuzón y chapuzón- estuve hace un par de días siguiendo los quehaceres reproductivos de tales metalizadas bellezas.


 El fiero macho se enseñoreaba en su territorio, realizando cortos y vistosos vuelos pero volviendo constantemente a sus perchas, desde donde no quitaba ojo a estas dos hembras. Ellas llegaron, incluso, a situarse cara a cara a la par que dejaban sus semillas de futuro adheridas al tallo de una planta.


Dos hembras face to face, concentradas en culminar su más importante tarea vital

 Me despido con un cutrevídeo en el que se aprecia la tarea minuciosa, y supongo que esforzada, de la oviposición por parte de una bonita hembra. Después hubo lugar para águilas imperiales, buitres negros, cigüeñas negras y otros conocidos alados serranos… pero eso fue ya otra historia, que tuvo lugar cuando el calor dio tregua y –entonces sí- afloró la afición ornitológica del “valiente” pajarero. Así cualquiera…

Despedida y cierre del blog

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ESTE BLOG ESTÁ CERRADO DESDE AGOSTO DE 2015

En este blog fui escribiendo durante años numerosos artículos sobre aves, fauna, flora y naturaleza, en total unas 100 entradas que han registrado hasta el día de hoy casi 105.000 páginas vistas. Sin embargo, hace unos meses emprendí una nueva aventura en el mundo de internet, montando mi propia página web: www.rafaporrino.com, la cual contiene un blog que ha retomado el testigo de lo aquí iniciado allá por 2009.

Por ello, he decidido cerrar este blog de Naturaleza en Sierra Morena e ir mudando algunos de sus contenidos a la nueva web. 

 Te agradezco tu visita a este blog, pero te agradecería aún más ;) que te pasaras a partir de ahora por www.rafaporrino.com y por mis perfiles de facebook y twitter, donde subo con regularidad contenidos sobre lo que más me gusta y a lo que me dedico profesionalmente: la Naturaleza y el Turismo Ornitológico. 

Intento hacer de estas herramientas una ventana al campo. ¿Te asomas conmigo?

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