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Channel: Naturaleza en Sierra Morena
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Sierra Morena en Birdfair 2012

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Los componentes de Villa Matilde e Iberus con los técnicos de ADIT-Sierra Morena 
 
 
 Cada año, desde hace veinticuatro, se celebra un evento muy especial para los pajareros a la vera de la Rutland Water Nature Reserve (Reino Unido). Se trata de la British Birdwatching Fair, punto de encuentro para amantes de las aves y de la naturaleza británicos, y lugar de exposición y negocios para empresas e instituciones que trabajan en el marco del turismo ornitológico a lo largo y ancho de todo el globo.
 
 
  Este año, por vez primera, ADIT-Sierra Morena ha estado presente en esta Birdfair. El hecho de estar allí, presentando a Sierra Morena como destino de turismo de naturaleza de primer orden dentro del contexto europeo y con una oferta concreta, dice mucho del camino que hemos recorrido desde que –allá por septiembre de 2009- comenzáramos el Proyecto de Fomento del Turismo Ornitológico en Sierra Morena…. O, al menos, a mi me lo parece…aunque no debo ser muy imparcial en ello jeje.
 
 
La Art Marquee, donde se exponían preciosidades de todo tipo... ¡qué pena ser pobre!
 
 También era mi primera vez. Y quedé impactado con la dimensión de la feria. Ciertamente asombra ver a tantos miles de personas con la misma “colgaera” que tú, soñando con paraísos lejanos llenos de aves al visitar los puestos de lugares míticos como India, Nueva Zelanda, Australia, Colombia, Uganda o Ecuador… Por nuestra parte, participamos en el de Andalucía, compartiendo espacio con empresas que trabajan en otras zonas de nuestra Comunidad como Doñana, la costa onubense, la Serranía de Ronda o las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
 
 
 
Materiales del stand de Andalucía, entre ellos los de Sierra Morena
 
 
  Allí estuvimos mi compi Nicasio y yo, desempolvando el chirriante inglés oxidado y explicando a los numerosos interesados y curiosos que se acercaban las riquezas y bondades de nuestra amada tierra. Decidimos llevarnos abundante material del que hemos preparado estos años, como las topoguías del GR-48, las láminas con algunas aves señeras de la Comarca, los folletos con planos de todas las rutas que hemos seleccionado en la cordillera mariánica y, cómo no, nuestros cuatro libros de Rutas para ver aves y naturaleza en edición inglesa. Además, hemos dado soporte a los empresarios que nuestro territorio que forman parte de la recién creada Red Mito, haciendo llegar al stand y repartiendo los folletos promocionales de sus actividades.
 
 
Mi compañero Nicasio y yo, luciendo algunas de las "Sierra Morena Productions"...
 
 
Algunos de nuestros empresarios acudieron también a tan destacada cita, y se lo curraron allí para dar a conocer su oferta de alojamientos y visitas guiadas. Todos eran de Jaén, cuya porción de Sierra Morena resulta de sumo interés para el turismo de observación de fauna, debido en gran parte a que es el hogar de la principal población mundial de lince ibérico. Estuvieron los componentes de Villa Matilde, los de Iberus Birding & Nature y los de Alojamientos Rurales Sierra Luna.
 
Jose y Paco, de Iberus, charlaron con el presentador felino Simon King
 
  Espero y deseo de corazón que vean los frutos al esfuerzo realizado en estos días, donde –quién lo iba  a decir- pasamos un calor horrible bajo las carpas, convertidas en improvisado invernadero debido a un sol de justicia que evaporaba la densa humedad que la tierra de la campiña inglesa guarda tras unos meses de copiosas lluvias.
 
 
 
Incluso tuvimos feria en la Feria!
 
 
Me despido por unos días, pues “de oca a oca, y tiro porque me toca”… aunque en este caso me refiero más bien a “de feria en feria” jejeje. Y esta tampoco me la puedo perder! Un saludo!
 


El techo de Huelva

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Panorámica de una parte de la Tentudía onubense, donde se hallan las mayores alturas de Huelva
 
 
 La provincia de Huelva es una de las más “bajas” de España, si medimos este concepto basándonos en la altitud de su montaña más elevada. En esta comparación se encuentra claramente en el vagón de cola nacional, pues tan sólo otras dos provincias (Valladolid y La Coruña) quedan por detrás. Y es que los 1.053 msnm que marcan el techo onubense no dan para ganar en las estadísticas
 
 
Valle del Moral, con un rodal de Prunus insititia en primer plano
  
 El lugar en cuestión es el Alto de Los Bonales, situado en la parte huelvana de la Sierra de Tentudía, conjunto de montañas que también alberga las mayores alturas de la vecina Badajoz. Se ubica en el municipio de Arroyomolinos de León, dentro por tanto del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche y de la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena. Se trata de un área fresca y húmeda, con un elevado índice de precipitaciones y donde tampoco son raras las nevadas (aunque sí muy escasas), siendo el único punto de la provincia donde se puede pisar la nieve casi anualmente.
  
Los caminos de la zona van casi siempre rodeados de arbolado, en este caso de castaños
 
 
 Pero que nadie se llame a engaño con las escalas, que el tamaño tampoco importa si de lo que hablamos es de belleza e interés ambiental. Y es que estos lares acogen los principales robledales de Quercus pyrenaica del occidente andaluz; se ven acompañados por castaños y alcornoques, si bien conforme se desciende son estos últimos y las encinas los que dominan el paisaje, para finalmente dar paso a olivos y frutales en las cercanías de Arroyomolinos. Lo singular, además, es el porte y la formación de estos robles: en general son melojos maduros, de buena talla y con numerosas oquedades, que nada tienen que ver con sus archifamosos pero raquíticos congéneres de la cumbre del Monte Castaño (en el sector central de la Sierra de Aracena). En la parte onubense de Tentudía predominan los robledales aclarados por el hombre tiempo ha para hacerlos compatibles con el uso ganadero extensivo, si bien en las cumbres estos árboles presentan con frecuencia porte arbustivo (rebollares).
 
Robles melojos a la vera de un sendero
  
Es habitual encontrar masas forestales mixtas donde quercíneas, castaños, algunos pinos y otros árboles crecen juntos. Hay, asimismo, algunos rodales de ciruelos silvestres Prunus insititia, arbolillos en Régimen de Protección en Andalucía. Todo este tapiz vegetal conforma postales de gran belleza que, unidas a una tupida red de caminos vecinales, convierten al techo onubense y sus cercanías en un punto muy atractivo para practicar el senderismo, siendo posible planear rutas de cierto nivel de dificultad (bueno, que los lectores más montañeros no me tengan esto en cuenta…).
 
Hojas de roble melojo acumuladas en el sotobosque
 
 Desde la cumbre si divisa una buena panorámica -si bien no tan amplia como la que proporciona el Monte San Cristóbal, junto a Almonaster la Real-, especialmente hacia el lado sur. Allí es posible reconocer un buen puñado de montes, cuerdas y sierras del centro y el norte de Huelva, así como algunas minas y pueblos (entre ellos, el mío). De una parte menos bucólica, esta atalaya también nos hará reparar en los brutales desmontes, talas y aterrazamientos que se siguen practicando hoy en día en la Comarca, cortesía del cultivo maderero de eucaliptos.
 
Esto es lo que verás si subes al techo de Huelva....
   
 ¿Y de bichos? Como es de suponer, un espacio tan singular como este, que además presenta un estado de conservación bueno y que goza de tranquilidad al soportar muy baja presión humana actualmente, resguarda a un interesante elenco faunístico en el que predominan los elementos forestales. Si tuviera que elegir a una especie emblemática, escogería al abejero europeo Pernis apivorus; esta rapaz de dieta insectívora, que en la inmensa mayoría del sur peninsular tan sólo se puede ver durante los pasos migratorios, presenta a ambos lados del límite provincial onubo-pacense unos cuantos territorios desde hace bastantes años. Otros alados señalados son el colirrojo real Phoenicurus phoenicurus, paseriforme considerado Vulnerable al que hallaremos en olivares y alcornocales, el pequeño pico menor, el reyezuelo listado, el mosquitero ibérico, la curruca mirlona, el torcecuello, el picogordo o el gavilán, entre muchos otros.
 
Pico menor Dendrocopos minor, especie presente en Los Bonales
 
 Con el frío llega el milano real Milvus milvus, especie amenazada y catalogada como En Peligro de Extinción que forma por aquí –a veces en territorio de Huelva, a veces a tiro de piedra en Badajoz- un impresionante dormidero de cientos de ejemplares cada invierno. Más raramente se han registrado el acentor alpino, el pinzón real, el reyezuelo sencillo e incluso el escribano cerillo.
 
 
Vista de un sector de la vertiente extremeña de la Sierra de Tentudía
   
 Plumas aparte, el conjunto de la Sierra de Tentudía es de importancia para los anfibios, con presencia de endemismos sureños como el tritón pigmeo Triturus pygmaeus o la subespecie de salamandra S. salamandra morenica. Hay una cierta variedad de mariposas, incluyendo algunas especies propias de zonas frescas, así como una población del raro ciervo volante menor Pseudolucanus barbarossa. En cuanto al pelo, además de bichos que son frecuentes como la garduña, el tejón, el zorro o el jabalí, está presente el enigmático gato montés Felis sylvestris, siendo este uno de los pocos lugares del Parque Natural donde existen datos certeros y recientes del mismo.
 
 
Robles, alconorques, encinas, olivos, castaños.......
  
 Recapitulando: el techo de Huelva presenta una vegetación llamativa, con bosques notorios y algunos vegetales singulares; resguarda a animales escasos o difíciles de encontrar en otros sitios, incluyendo una avifauna interesante; se dan buenas condiciones para el senderismo; es bastante accesible….. ¿¿por qué, entonces, es tan poco conocido incluso en círculos naturalistas?? Yo tampoco me lo explico, y de ahí mi interés en sacarlo a la palestra en el blog. Y, como no me gusta ser de los que “tiran la piedra y esconden la mano”, van un par de propuestas concretas:
  
 
Amanecer entre robles onubenses
  
- Para los comodones: hay una carretera (BA-039/BA-109) que transita por la parte alta de la sierra de Tentudía, en su mayor parte por la vertiente extremeña. Va de Cabeza la Vaca a Calera de León, y permite acceder en coche al monasterio de Tentudía (la máxima altura de Badajoz). Una parte de la misma discurre justo por el límite de provincias y la vertiente de aguas, en un tramo en el que entran algunos carriles y existe un mirador desde el cual se puede intentar ver a los abejeros.
 

- Lo suyo es marcarse una ruta senderista de jornada completa llevando el papeo, para poder disfrutar de este rincón con la calma que requiere. Mi consejo es partir de la plaza de la iglesia de Arroyomolinos de León y buscar el cementerio, subiendo por el camino que te deja en el puerto de la Gila y más adelante en otro encuentro de caminos a la vera de un roble de tronco gordo; aquí se ha de ir a la derecha y enseguida virar a la izquierda por un sendero sombreado que nos llevará hasta las Casas de Los Bonales, un caserío que hasta hace poco contaba con habitación permanente. De allí un carril continúa hasta la carretera mencionada más arriba. No obstante, para ascender a la cumbre de Los Bonales no hay que llegar al caserío, sino virar a la izquierda a la altura de una portera que hay que traspasar, y subir por unas rodadas y después guiándote un poco por la orientación. Para volver al pueblo puede desandarse lo hecho, o bien utilizar otros de los numerosos caminos que hay en la zona (cuidado con despistarse, es mejor planificarlo antes). El desnivel es importante, pues Arroyomolinos está prácticamente a 600 msnm.
 
Caserío de Los Bonales, con sus huertecillos aledaños
  
En cuanto a la época idónea, es en primavera avanzada (finales de abril-finales de junio) cuando más partido se le saca y más cómodo es realizar una buena ruta aquí; en verano tampoco sería descabellada la visita. No obstante, en otoño la riqueza cromática es muy notoria y abundan las setas, cosa que sabrán aprovechar los amantes de la fotografía. En invierno patear estos montes puede llegar a ser muy hostil, por lo que quizá queramos limitarnos a hacer el recorrido en coche (al menos, como toma de contacto).
 
Orchis langei florece en las faldas de Los Bonales
 
 Si alguien se anima a visitar esta esquinita de Sierra Morena tras leer estas líneas, me daré por satisfecho pues imagino que no le defraudará. Y si además lo complementa con una estancia en algún alojamiento de la zona, con la degustación de nuestra gastronomía serrana o con alguna otra visita guiada por el territorio, mejor que mejor.

 
Ubicación del techo de Huelva, para que os hagáis una idea
 
No me quiero despedir sin reconocer la labor de dos compañeros, Alberto Pacheco y Javier Salcedo, que son los descubridores/observadores de algunos de los bichos que aquí se nombran, además de grandes conocedores de la Sierra de Tentudía.
 
 Un saludo a tod@s!

Otro verano que se fue...

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La costa alentejana es, en general, dura y brava. Almograve (Beja)
 
 
El calendario humano está originariamente basado en los ciclos naturales, pero el cambio de estaciones no es matemático ni el clima muda por obra y gracia del paso de página en nuestros almanaques. Un ejemplo de ello lo tenemos en que, hasta hace muy pocos días, el verano ha seguido instalado en muchas zonas de España a pesar de que ya quedó atrás el 22 de septiembre, fecha que marcó el comienzo del otoño.
 
 
Piodão (Coimbra) está considerado uno de los pueblos más pintorescos das Beiras.
 
 
Y es ahora, cuando desde casa barrunto tormenta, escucho llover y aspiro prometedoras humedades, el momento en que quiero dar cerrojazo a este verano fugaz que ya se nos va y pedir lápiz y tinta para compartir con vosotros algunos momentos del mismo. Algunos paisajes. Algunos bichos…
 
 
Aridez, escarpes, retamas y viñedos en el Alto Douro Vinhateiro (Tras-Os-Montes)
 
 
 
Ha sido, un año más, un verano muy portugués. Además de pasar tiempo en mis lugares habituales del norte del país vecino, hubo lugar para seguir con las excursiones a otros rincones de la vieja Lusitania.
 
 
A falta de poder pillar peces, buenas son anémonas...... Costa portuguesa
 
E incluso para el playeo, el buceo y para hacer algunos ensayos bajo el agua con la cámara acuática (con lamentable resultado….).
 
Orthetrum cancellatum, hembra. Sierra Morena
 
 La temporada odonatera ha estado muy flojita para mí. Nada que ver con la diversión de los años anteriores, si bien he de reconocer que le he dedicado menos tiempo.
 
 
Hayedo de La Biescona, en la casi costera Sierra del Sueve (Asturias)
 
 
 Como ya he contado alguna vez en estas páginas, tengo la suerte de poder escaparme a Asturias algunas veces al año. Éste he repetido, y en verano pasé unos días con mi familia por el norte ibérico.
 
La encantadora Braña Mumián, en el PN Somiedo (Asturias)
 
 
Es la cara positiva del cibertrabajo, aunque la negativa es que no tienes tiempo para todo lo que te gustaría hacer, ya que no estás de vacaciones…. Eso sí, algunas escapadas pudieron hacerse.
 
 
Costa oriental asturiana, Caravia y La Isla (y nuestra casa astur) desde la Sierra del Sueve
 
He encontrado el monte y la campiña astur mucho más seca que otros veranos. Y es que la falta de precipitaciones ha afectado a casi toda Iberia.
 
 
Esta osa y su cría fueron muy populares este verano entre los visitantes de La Peral (PN Somiedo)
 
Y también degusté la ración osera tan propia de esos primeros días de septiembre, como ya contó el amigo Sammy hace unas semanas.
 
 
Por senderos como este da gusto pasear hasta en verano. Santa Ana la Real (Sierra de Aracena y Picos de Aroche)
 
 Más al norte aún tuvo lugar la Birdfair de Rutland a la cual asistí por motivos laborales. Pero no penséis que soy un cagueta que deja de lado los tórridos paisajes del verano sureño… también pateé algo por mi amada Sierra Morena, bien en busca de libélulas bajo acogedores sotos fluviales, bien en pos de pájaros en un marco de paisajes agostados y pertinaz sequía.
 
 
Incluso barrancos que otros veranos aguantan el tipo, este año iban casi secos. Sierra de Aracena y Picos de Aroche
 
 
El exiguo río Sotillo separa las tierras del norte sevillano de Extremadura.
 
 Y, entre subida y dubida del gasoil, algo de tiempo para el bicheo por otros lares de nuestro entorno andaluz. Por ejemplo, para conocer por fin el flamante dormidero de estérnidos de las salinas gaditanas, contando con Rafa García como guía de lujo.
 
 
Dormidero de estérnidos en la Bahía de Cádiz. ¿Quién encuentra al charrán rosado?

 Pero este verano también tuve que ponerme el abrigo y el chubasquero. Y protegerme del viento, de la lluvia e incluso de un ciclón. Claro que no fue en verano, sino en invierno… Un poco lioso, esto jeje. Os dejo un par de fotos de mi primer cruce del Charco, del que espero poner un report en el blog cuando pueda. Saludos!

Chajá Chauna torquata. Paso Centurión (Uruguay). Prismicutrescoping.

Macho de lobo marino del Sur Arctocephalus australis. PN Cabo Polonio (Uruguay)

 

Por el mejor bosque de España

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 El comienzo del otoño se me antojaba una fecha idónea para disfrutar de las masas forestales del Parque Natural Los Alcornocales, una de las muchas joyas naturales de Andalucía. Así que el pasado domingo por la mañana, tempranillo, echábamos pie a tierra en La Sauceda David, Javier y yo; elegimos esta zona, del sector septentrional y malagueño de este espacio natural, por sus espectaculares bosques con abundancia de robles andaluces Quercus canariensis.


Dos grandes ejemplares de roble andaluz Quercus canariensis

 Estos árboles se encuentran vestidos con un mullido traje de musgos, líquenes y helechos, que les da un aspecto siempreverde a sus troncos. Esto pudimos apreciarlo desde el principio de la ruta, y a lo largo del día flipamos con ejemplares de lo más variopinto, retorcidos y vetustos unos, espigados y firmes otros. Pero no están solos, pues se combinan sobre todo con alcornoques, de los que también pueden contarse en esta zona ejemplares de singular y soberbio porte.



El alcornoque de la derecha recuerda vagamente a un macho montés.... ¿o sólo me pasa a mi?

 Trasteando por estos resguardados parajes pudimos registrar también nuestros primeros ejemplares de la temporada de mirlo capiblanco, zorzal alirrojo y lúgano, como ejemplo de la temporada invernal que comienza asentarse y que también se traducía en bandos más o menos numerosos de pinzones o jilgueros.

Ojaranzos Rhododendron ponticum cortejando una de las cabeceras del río Hozgarganta

 En estas florestas casi mágicas es posible disfrutar de uno de los vegetales más escasos de España, el ojaranzo Rhododendron ponticum, al que ya mentamos en este blog en el report del viaje a Turquía y el Kurdistán. Se trata de un arbusto relíctico que en esta época prescinde de sus exuberantes flores, pero que aún así hay que valorar y admirar al pasar a su vera por vaguadas, regatos y fondos de los canutos; al igual que a otros arbolillos exigentes y recluidos en estos montes, como ellaurel, el acebo o el arraclán.


Acebo Ilex aquifolium, una rareza en el sur peninsular

 Y, como fuimos mirando al suelo, también reparamos en la presencia de distintas clases de setas. Entre ellas, algunas tanas Amanita caesarea y gallipiernos Macrolepiota procera, de los que algunos ya hemos dado buena cuenta…

Seta creciendo en una rama caída de alcornoque

 No obstante, también los cielos siguieron deparando sorpresas, en este caso aladas. Uno de los collados que traspusimos, y que por la tarde quedó libre de niebla en un marco de vecinas montañas cercadas por jirones de nubes, estaba siendo utilizado por los pájaros como punto de paso migratorio. Así, pudimos disfrutar en vivo y en directo -recortándose sus siluetas ante el manto verde y vigoroso de los bosques de quercíneas- del paso de un aguilucho lagunero, un aguilucho pálido, un joven alcotán (o tal vez era un Eleonor?), un cernícalo, banditos de bisbitas comunes y pinzones vulgares, etc. Un gavilán local se dedicaba a importunar a los fatigados viajeros, ya que sentía invadido su espacio vital por estos forasteros. En esos momentos, uno se siente un privilegiado por estar disfrutando en primera persona de este discreto espectáculo.

Un rincón del bosque de La Sauceda


 Y así, paseando paseando, un tiempo bajo el dosel arbóreo, otras veces por la cuerda de los montes o por espacios más abiertos, se pasó la jornada hasta cerrar nuestro recorrido circular en la misma área recreativa de La Sauceda. Y, aunque ha llovido mucho desde entonces en estas húmedas y frescas arboledas, comprendimos plenamente por qué hace más de una década Alcornocales fue considerado como el mejor bosque de España.

 
Vistas desde el sendero circular de La Sauceda



En las faldas del pico del Aljibe

Sierra Morena Cordobesa: Rutas para ver aves y naturaleza

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Estos días estamos de enhorabuena desde el equipo técnico de ADIT-Sierra Morena. Por fin hemos presentado en sociedad el libro Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena. Vol. 4 Sierra Morena Cordobesa, del que soy autor y que constituye el broche final a nuestra colección de turismo ornitológico (el correspondiente a la provincia de Sevilla aún no ha sido presentado oficialmente). ¿Qué puede encontrar el lector en este libro? Pues lo habitual: Sierra Morena a tope y en estado puro, con sus contrastes, sus solanas y sus umbrías, sus vallados y sus caminos públicos, sus pequeños mosquiteros ibéricos y sus enormes buitres negros, las perdiceras que se posan en riscales y los calamones que se asoman entre las eneas, sus olivares empinados y sus ríos de encantadores paisajes, las discretas y amenazadas libélulas que rondan sus frescas riberas y los críalos que montan escándalo en abiertos retamares, el canto de sus sapillos moteados ibéricos y el paso sigiloso de la culebra de herradura, sus escasos camachuelos y sus abundantes rabilargos, sus picos menores y piquituertos en expansión, sus vencejos cafres y sus acentores comunes…. Detrás de estas páginas hay mucha ilusión y un trabajo de años sintiendo el latido de esta fascinante Comarca, poco conocida pero que seguro sorprenderá al que se adentre en ella con calma, como me ha pasado a mi…
 
 
 El libro, como todos los demás, está disponible en edición castellana e inglesa, y puede adquirirse en los comercios de la Sierra, en librerías de Andalucía y algunas otras zonas de España, o bien por internet. Para consultar puntos de venta o hacer pedidos: http://www.laserrania.org/?p=2543



Quiero dar las gracias públicamente a todos los que habéis/han colaborado conmigo en este trabajo, principalmente con la cesión de imágenes para el mismo:Paco Hoyos, Juan Luis Muñoz, Iñaki Mezquita, Juan Sagardía, José Manuel Méndez, Salva Recio, Miguel Ángel Domínguez, Miguel Ángel Rojas, Goyo Para, Baudilio Rebollo, Peppa Saba, Raúl Baena, Miguel Rouco, Carlos Fernández, Ricardo Rodríguez, Luis Ojembarrena, Sammy Langlois, Ángel Pulido, José Pulido, Rafael Zapata, Teo Todorov y Alfonso Roldán(con su espectacular águila perdicera protagonista en la portada) tienen gran parte de la culpa de la vistosidad del trabajo final. GRACIAS a todos.
 
 
 Un saludo. Espero que os guste, y que os anime a visitar este escondido rincón de Andalucía!!


La vida en vertical

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Desde siempre me ha llamado mucho la atención la vida que concentran los grandes cortados rocosos, y me fascina eso de poderme sentar tranquilamente, en silencio y algo resguardado, a seguir las evoluciones de los numerosos animales que eligen empinados riscales y paredones que caen a plomo para vivir. Probablemente ello no se deba tanto a intereses voyeur por mi parte (…), como a la escasez de estos hábitats rupícolas en la que fue mi “cuna naturalista”. Y es que en la Sierra de Aracena tales ambientes son escasos y además de poca entidad.


Un rocoso rincón de la Sierra de Grazalema

 Por eso disfruto un montón cuando me coloco calladito con mi telescopio en una buena posición para espiar a los habitantes –alados y no alados- de algún cortado rocoso. Las sierras béticas albergan muchos de ellos, así que ayer tarde, aprovechando que estaba de paso por la gaditana Sierra de Grazalema, dediqué un par de horitas a esta práctica tan emocionante y a la vez casi furtiva. Se requiere silencio por tres motivos: para no delatar la presencia del james bond naturalista; para no molestar a la fauna (con la que, obviamente, ha de guardarse prudencial distancia); y para poder escuchar los reclamos y sonidos, sutiles pero delatores, que nos ayudarán a localizar algún apetitoso animal que echarse al ocular.


Acentor alpino cutreprismidisgopineado cuando ya me volvía

 Realmente, en la montaña y según qué perspectiva tengamos, puede llegar a ser muy difícil avistar a un bicho al que estemos escuchando. O directamente imposible, como me pasó ayer mismo con un mirlo capiblanco, al que escuché reclamar pero no conseguí visualizar. ¡Mala suerte! Aunque a los que sí pude ver fueron a los acentores alpinos Prunella collaris que se alimentaban con sus discretos saltitos a poca distancia de mi posición, en una parte umbría y húmeda de las que tanto gustan a esta especie.



Los inevitables desencuentros que tienen lugar en todo bloque de pisos...

 Los buitres leonados Gyps fulvus se acicalaban plácidamente en las repisas, algunos solitarios y otros agrupados en pequeñas reuniones. Aunque eso de plácidamente es un decir, porque cada poco tiempo acudía un nuevo ejemplar y surgían los roces y disputas entre el vecindario por el mejor posadero. Cosas de la propiedad horizontal, aunque de eso sabemos  los humanos del siglo XXI tanto como nuestros queridos buitres…



"¿Y qué mira este?", me pregunté..................

 La mirada atenta de uno de estos carroñeros, siguiendo algo que se movía por debajo de mi atalaya, me permitió localizar un pequeño rebaño de cabras monteses Capra pyrenaica ssp. hispanica, endemismo ibérico del que a los andaluces del “far west” siempre nos flipa disfrutar. Ellas sí que son unas maestras de esto de la vida en vertical.

.... He aquí la cornuda respuesta...

 Otros sonidos deliciosos son los producidos por el vibrar de las alas de las grandes rapaces al meter el turbo cuando circulan por las autopistas del cielo. Cerrar los ojos mientras llega a tus oídos el roce de plumas con el aire es una experiencia realmente deliciosa. No obstante, en los cielos también se quiebra esta paz y tranquilidad, como comprobé cuando una pareja de águilas perdiceras Aquila fasciata apareció en escena, tan camorristas como siempre. Además de “loopear” marcando su territorio y de hacer algunas vocalizaciones, se tiraron varias veces a por algunos pacíficos buitres que pasaban por allí, regalándome divertidas escaramuzas. Aunque realmente lo más emocionante se produjo cuando tras unos chillidos gaviotescos apareció un halcón peregrino Falco peregrinus que atacó gallardamente a las perdiceras una y otra vez, hasta que estas se marcharon a seguir delimitando sus reinos valle abajo. ¡Una pasada!

Águila perdicera con el buche lleno, marchándose ya tras una sesión de hostigamiento al vecindario...


 Cuando ya me volvía caminando para el coche presencié un lance más, esta vez protagonizado por un gavilán Accipiter nisus. Se trataba de un macho que tenía ya casi agarrado por la cola a un bisbita común, si bien el pequeño paseriforme dio un quiebro rodeando un chaparrete de porte arbustivo. Pero el gavilán, fino malabarista del aire, no se dejó engañar por el truco y torció también. El asustado bisbita y su perseguidor dieron hasta tres vueltas completas a la encinilla, hasta que por fin el pajarito logró burlar al persistente gavilán. No siempre los maestros ganan…
 
 Me despido con esta foto del pueblo de Grazalema. Las montañas, bosques y valles de sus alrededores mostraban un soberbio aspecto con este otoño tan chulo que estamos teniendo por aquí. Y ya de paso aprovecho para dar las gracias a quienes seguís el blog, porque hemos llegado a los 100 seguidores y a las casi 43.000 visitas!!


El precioso pueblo de Grazalema, joya de las serranías gaditanas
 

Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena Sevillana

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Cuando llegué a Sevilla a vivir era un zagalón ya apasionado de los pájaros y el campo. No mucho después me inscribí en el grupo local SEO-Sevilla y comencé a participar en las salidas pajareras que se organizaban casi cada fin de semana. Eso me hizo flipar con la gran biodiversidad que tiene esta ciudad casi a tiro de piedra (y eso que se trata de una de las mayores urbes de España), de la cantidad de paisajes y hábitats distintos que la rodean, y del elevadísimo número de aves que pueden registrarse partiendo de Sevilla en salidas de corta o media distancia. Una de las áreas que más me sorprendió fue -oh, sorpresa, exclamarán los lectores asiduos del blog- la Sierra Norte. Allí vi mis primeras águilas imperiales, por ejemplo. Sierra Morena Sevillana sorprende por sus contrastes, y de hecho me he dado cuenta de que es la mezcla perfecta entre el lado boscoso, húmedo y salpicado de pintorescos pueblecitos de la mitad occidental de Sierra Morena, y las soledades remotas y salvajes de monte mediterráneo del sector oriental de esta emblemática cordillera. Esta variedad y diversidad se traduce en aves. Y así, Sierra Morena Sevillana concentra a 215 de las 242 especies de avesque hemos catalogado en Sierra Morena hasta la fecha; creo que esta cifra lo dice todo. Si a los pajarillos forestales y a las grandes rapaces le sumamos una aceptable representación de aves rupícolas (para lo que es Sierra Morena) y unas pinceladas orníticas esteparias, no quedará más remedio que acercarse a disfrutar de lo que esta fascinante y aún poco conocida Comarca ofrece al naturalista y al ornitológo. Desde ADIT-Sierra Morena hemos tratado de facilitar dicha tarea con este libro, en el que se recogen 15 propuestas (4 recorridos en coche, un pequeño paseo para hacer en familia, 4 puntos fijos de observación o "miradores" y 6 rutas senderistas) para hacer en distintos momentos del año.


Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena. 3) Sierra Morena Sevillana se presentó oficialmente, por fin, el pasado 15 de noviembre, junto a su edición inglesa Birding and Nature Trails in Sierra Morena (Andalusia). 3: Seville. Así que ya tenemos la colección completa en la calle y con ganas de que sea utilizada por naturalistas, ornitológoso, bicheros o amantes del campo que se decidan a visitar este fascinante rincón de Andalucía.

Por último, y como siempre, quiero dar las gracias a todos los que han contribuido con sus fotografías a hacer de este trabajo el libro vistoso que hoy es: Paco Hoyos, Juan Luis Muñoz, Juan Sagardía, José Manuel Méndez, Leonardo Casasola, Salva Recio, Miguel Ángel Domínguez, Miguel Ángel Rojas, Javier Retamino, Javier Vázquez, Peppa Saba, Raúl Baena, Miguel Rouco, Carlos Fernández, Ricardo Rodríguez, Luis Ojembarrena, Sammy Langlois, Carlos Tovar, Ángel Pulido, Jesús D. Carballo, José Ángel Campos, Jesús Giraldo y Mario Cea. GRACIAS a todos!


Nota: esto es una entrada programada. Cuando vea la luz (si es que funciona....) estaré junto a mis compis de ADIT-Sierra Morena en el stand de Sierra Morena en las ferias INTUR de Valladolid y EXPONATUR de Bilbao, promocionando a nuestra querida tierra como destino de turismo ornitológico.


Sierra Norte de Sevilla: fauna a tutiplén

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Bonito ejemplar de nutria en en Parque Natural Sierra Norte de Sevilla

 En mi opinión –que no es la de un experto, pero está basada en experiencias de campo– hay dos épocas buenas en el año para observar nutrias: las últimas semanas del estío, cuando los ríos serranos apenas corren o son una sucesión de pozas; y, por otro lado, los días cortos de invierno. Así que aprovechando que acabamos de inaugurar la llamada estación fría, decidí probar suerte ayer en uno de los ríos de Sierra Morena occidental en los que mejores experiencias previas había tenido con estos fascinantes animales; no en vano, la rivera de Cala tiene nutrias en casi la totalidad de kilómetros de su discurrir, siendo además rica en peces (ya hablé de las nutrias de este sitio en el blog). Antes de salir el sol, aún con poca luz, llegué al paraje elegido; para mi sorpresa, nada más echar el pie a tierra al bajar del coche, ya escuché un ejemplar emitiendo su agudo silbido desde el río. Me pertreché de los aparejos camperos y sigilosamente caminé hacia un punto propicio en el que hacer la espera, ya que imaginaba que sus movimientos la llevarían hasta un remanso del río con abundantes rocas, vegetación tupida en el margen y algunos estrechones rápidos de los que tanto gusta para buscarse el sustento.


La rivera de Cala y las "tetas de Santa Marta"

 No transcurrió mucho tiempo cuando apareció la peluda amiga, nadando y saliendo del cauce para volver  a entrar después. Un sonido me hizo reparar en que había otro ejemplar….. y al poco otro más… Según me percaté, eran 3 nutrias Lutra lutra las que tenía delante, aunque fuera difícil verlas a la vez debido a sus constantes movimientos.
















Durante dos horas disfruté de lo lindo con ellas: se trataba de una madre y sus dos cachorros, que me dieron un auténtico espectáculo de buceo, pesca subacuática, juegos de mucha vitalidad, ingesta de barbos en las rocas… Hubo un momento, incluso, en que una de ellas se vino hacia mí y devoró un pez sobre una piedra a sólo 5 metros de mi posición (ñac-ñac-ñac, sonaban sus colmillos raspando las escamas). ¡Ha sido el mejor avistamiento de esta especie que he hecho hasta la fecha!

Cornisa de conglomerado basáltico en el Valle del Viar

 Pero aún hubo más. Decidí seguir paseando por el río, hacia otro sitio muy bueno para estos bichos. Además de sacar una garceta grande Egretta alba, habitual del lugar, en una junta de cauces vi una garza real en actitud un tanto extraña. Miré con el telescopio y confirmé mis sospechas: la garza seguía con paciencia a otra nutria, en este caso un macho grande, mientras éste se afanaba en la pesca. He presenciado este comportamiento en otras ocasiones, consistente en el acecho por parte de la garza de los peces que huyen de las zarpas de la nutria. Ya se sabe, “a río revuelto ganancia de pescadores”…. Estuve observando a ambos animales un rato con una luz preciosa, sin que la garza tuviera suerte.


Helechos en el barranco Calzadillas. ¿Alguien me ayuda a determinar la especie?
 Me despedí de la rivera de Cala y puse rumbo a Almadén de la Plata, para echar un vistazo a las canteras de Los Covachos y al arroyo de Las Calzadillas. Además de aves rupícolas, como roquero solitario, colirrojo tizón, avión roquero o escribano montesino, pude disfrutar a placer de una pareja de picos menores Dendrocopos minor alimentándose en los insignificantes mamones de unos chopos. En esta época el pajarillo apenas canta, y de hecho en el tiempo que estuve con ellos sólo una vez la hembra emitió su característica estrofa chillona.


Las singulares rocas entalladas entre los paredones del Barranco Cezaíllas

 Mediada la mañana enfilé el valle del Viar, uno de los parajes más interesantes de nuestra Comarca en lo que a naturaleza y geología se refiere. Allí comprobé cómo los arroyos corren alegres y vigorosos, nada que ver con el brutal estiaje que sufrían en mi última visita veraniega. El barranco de las Calzadillas (o Cezaíllas, como le llaman los melojeros) iba imponente, rugiendo sus cascadas y con los helechos de sus paredones luciendo bonita y fresca apariencia.
Cascadas en este barranco, tributario del arroyo Gargantafría, a su vez alfuente del río Viar
 El carril del Viar se encuentra en mal estado en este momento, ya que las lluvias han ocasionado algunos desperfectos. No obstante, yendo despacito y con buena letra se puede hacer, y así ir degustando las especialidades aladas del lugar: primero me encontré con la pareja local de águilas perdiceras Aquila fasciata cicleando a baja altura, regalándome una vista preciosa.

El águila real adorna, con su imponente silueta, los cielos de Sierra Morena

 Las seguí hasta perderlas, aunque al rato, entre varias “roscas” que sumaban centenares de buitres leonados, detecté una térmica con pocos bichos. Pocos, pero variados y de categoría deluxe: de abajo a arriba volaban en círculos dos leonados, un águila real, un buitre negro, el macho de perdicera y una joven águila imperial. ¡Juntos y bien revueltos! En un momento determinado apareció otra águila real –una hembra inmadura- y el “perdicero” se tiro a por ella con saña, dándole pasadas una y otra vez e incluso haciendo amago de engancharse de las garras. Tremendo coraje y mala leche los de este bicho, máxime teniendo en cuenta que la hembra de real le superaba mucho en tamaño.
 
 
 Entre rabilargos, alcaudones reales, picogordos y verdecillos llegué al embalse de Melonares, donde sorprendí al águila pescadora Pandion haliaetus saliendo del agua con una enorme carpa recién trincada. Se dispuso a comérsela en su posadero preferido, mientras cerca de ella nadaban patos cucharas, somormujos y zampullines. Y, como la temperatura acompañaba, los galápagos leprosos se soleaban sobre los troncos y un par de hembras de mariposas Gonepteryx revoloteaban con alegría.

Incluso pequeños arroyuelos corren con vitalidad en estos días

 Los cielos del valle del Viar son autopista para muchas aves, y esta vez pude comprobarlo de nuevo cuando escuché un tímido aunque inconfundible trompeteo; un bandito de 6 grullas Grus grus se escoraban hacia el norte, lo cual según los serranos es preludio de grandes lluvias….aunque la verdad es que esta miniprimavera en la que nos hemos instalado por el Sur no parece acorde a tal suposición. También un numeroso grupo de unas 110 cigüeñas blancas surcó el aire por encima de mí, si bien éstas parecían llevar rumbo suroeste.

Bando de grullas sobre Sierra Morena Sevillana

 En unas talliscas reposaban más de un centenar de buitres leonados Gyps fulvus, a la gresca con los nuevos inquilinos que iban llegando poco a poco a los posaderos. Con estas calores la sangre se altera, por lo que pude ver a una pareja de estas carroñeras copulando impúdicamente ante la mirada (envidiosa?) de los ejemplares jóvenes que los rodeaban.

Buitres leonados reposando. Uno de ellos tiene placa de lectura a distancia, pero tan sucia que fue imposible leerla

 En un determinado momento un grupo de buitres se levantó de modo brusco, sin causa aparente…..hasta que desde detrás del cerro aparecieron, como caballerías en batalla, dos águilas reales Aquila chrysaetos con plumaje inmaduro. Me brindaron juegos un tanto agresivos, vuelos de marcaje, cantos, acicalamiento de plumaje…. Un remate perfecto para el día, pensé.

El descanso del guerrero....

 Pero la verdad es que me equivocaba, ya que la jornada campera aún se estiraría un poquito más. Con una luz preciosa que iluminaba los cerros poblados de matorral mediterráneo mientras el fondo se oscurecía por la aparición de nubes, me topé un rodal del precioso narcisoNarcissus papyraceus, frecuente en esta zona pero que aún apenas ha entrado en floración acá; si los encontráis, meted la nariz y oled…..rico rico jejeje. Y, como colofón, el búho real Bubo bubo no quiso faltar a su cita y me regaló un par de minutos posado en un apoyo eléctrico, del que salió volando con su metro setenta de silenciosa envergadura.

Narcissus papyraceus, hermoso y delicado. Pero si metes la nariz y hueles, te llevarás una sorpresa...

 Así terminó un nuevo día grande en la Sierra Norte de Sevilla. Por si alguien tiene curiosidad, casi todos los lugares que visité forman parte de las rutas SE-9, SE-8, SE-1 y SE-13 de nuestro libro Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena. Vol. 3) Sierra Morena Sevillana (link aquí).

 Un saludo y que tengáis buenas fiestas, en las que -además de para comidas familiares y festejos- haya tiempo para disfrutar del campo, que está que arde ahora!


Preciosas luces en el Valle del Viar, para despedir un gran día por Sierra Norte
 

La paciencia de mamá Perdicera

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Cada mañana del mes de marzo, en un puñado de lugares de Sierra Morena (casi todos ellos en las provincias de Sevilla y Córdoba), se repite la misma escena: el macho de águila perdicera Aquila fasciata recibe los primeros rayos de sol desde una expuesta atalaya. Un rato después del alba vuela hasta el nido, donde la hembra ha pasado la noche entera incubando. Llega a la plataforma, ella se levanta y él la sustituye; con frecuencia, nuestro amigo aprovecha el porte y arrima al hogar ramas frescas y verdes para adornarlo…
 
Hembra de águila perdicera atusándose las plumas del pecho.
 
Este relevo permite a la futura mamá poder salir a echar un vuelo y posarse en alguna rama para acicalarse el plumaje con detenimiento, así como para estirar alas y patas (se ve en este corto vídeo). No será mucho tiempo el de asueto, ya que enseguida ha de volver al entramado de ramas y palos donde su preciado tesoro genético es mantenido en calor por el otro miembro de la pareja. La esperan otro buen puñado de horas de inmovilismo, paciencia y quién sabe si hasta aburrimiento para una especie tan "viva" como ésta. Una vez hecho esto, el macho salta y sale lanzado, poniendo rumbo a sus cazaderos; no hay tiempo que perder, pues debe localizar alguna paloma, urraca, perdiz o conejo al que atrapar y llevar al territorio, para que la hembra se alimente tras ser previamente sustituida de nuevo por su consorte en la incubación.
 
 

Y así, entre relevos, paciencia y caza solidaria, irá transcurriendo el período de incubación de esta majestuosa rapaz. Ni que decir tiene que se trata de la época más delicada para la especie, donde debe evitarse toda molestia para que los huevos puedan eclosionar con éxito. Actualmente el águila perdicera se cataloga legalmente como VU (vulnerable), y cuenta con casi 35 pp. en Sierra Morena (más info aquí)

La misma hembra aprovechando el corto relevo para tomar el sol...

En ebullición....

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Ese es el estado en que podríamos decir se encuentra gran parte de nuestros campos estos días, especialmente las tierras llanas, marismas y zonas de media montaña. Tras una cocción a fuego lento, muy lento, incluso con retiradas del fuego y períodos de enfriamiento, al fin podemos decir a boca llena que ha estallado la Primavera. Así, con mayúsculas.
Pocas bellezas han tan exóticas en nuestros campos, como la del abejaruco.... Espacio Natural de Doñana
 Los abejarucos, uno de los más bellos integrantes de nuestra ornitofauna, alegran desde hace unas semanas los taludes, barranqueras y riberas de Andalucía. Por más comunes que sean, no puede uno dejar de mirarlos y –si hay oportunidad- de hacerles algo de cutrescoping para conservarlos egoístamente en el ordenador, almacenándolos en la carpeta de fotos primaverales a la que, una vez se instaure nuevamente el invierno en estos pagos, se acude con nostalgia. Con ese sentimiento que se tiene cuando hace tiempo que no ves a un amigo y sabes que aún falta para reencontrarte con él, aunque sepas que volverás a  verlo…


Alegre pandilla de abejarucos Merops apiaster en Doñana

 Y qué decir de los prados, convertidos estos meses atrás en aguazales, encharcamientos y a veces casi en pantanales…. Ahora han explotado con toda la fuerza que les imprime nuestro clima mediterráneo. Es todo un gustazo pasear por ellos escuchando el llavereo de los trigueros o las imitaciones en las alturas de las calandrias.



Floración de cantuesos en una dehesa abierta. P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche



Pastizales y pseudoestepas en el extremo norte de la provincia de Sevilla. Guadalcanal.

 ...O incluso las insistentes llamadas de los gorriones chillones que habitan alcornocales y dehesas, que es por ejemplo el telón de fondo de este campo de  altramuces azules.

Campo florido de "chochos azules".... P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche

 Estos floridos pastizales son el fondo ideal para fotografiar –con más arte que yo, evidentemente- algunas aves tan fotogénicas como nuestras entrañables cigüeñas….

Lo que hay detrás de la calima aseguro que es una cigüeña.... Doñana

…o más discretas, como los milanos negros, que se muestran pendencieros y silbadores en estas fechas.
Milano negro Milvus migrans, especie que pone sonido esos días a los pinares de La Puebla del Río (Doñana)

 Surgen nuevas vidas; comienzos de esperanzadoras pero complicadas andaduras en el medio natural que nos rodea, con peligros acechantes en forma de depredadores, hábitats perdidos o inmisericordes rodadas de vehículos.

Cría recién nacida de galápago leproso Mauremys caspica. Laguna del Gobierno (Lantejuela)

 ¿Pero, todo es nuevo?¿todo son nuevas floraciones, animales recién llegados, pequeños acabados de nacer? Pues no…. La Primavera también se manifiesta en bichos que pasan con nosotros todo el año, pero que sin embargo en esta época sufren pequeñas o grandes transformaciones en su colorido, en su plumaje o incluso en la forma de su cuerpo. Algunos ejemplos:


Esta garceta comúnEgretta garzetta presenta el kit nupcial completo: "pies" y carúncula rosados, plumillas decorativas en el píleo y un buen copete de plumas filamentosas en el dorso. Corredor Verde del Guadiamar.


Flamante macho de tritón pigmeo Triturus pygmaeus, quien en el celo se ve adornado con crestas caudal y dorsal.
P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche

Y también es época de paciencia. Esa misma paciencia parental de la que hablábamos en la anterior entrada del blog, y que tan vulnerables vuelve a nuestras aves en esa época crucial que es la etapa de reproducción.


Pareja de martinetes Nycticorax nycticorax ya centrados en la incubación.... C.V. del Guadiamar, Doñana

 Me despido con esta curiosa imagen. Es una plantación de adormidera Papaver somniferum, de las varias que jalonan caminos y carreteras en el Valle del Guadalquivir. De su látex se obtiene la morfina, y también el opio, que aquí se destinan a Medicina… Ahora han estallado en mil y una flores rosadas, tiñendo hermosamente ciertos rincones de la campiña sevillana.
 ¡¡¡La Primavera está en plena ebullición, ahora toca disfrutarla a tope!!!


Plantación de adormidera......para usos médicos, no pa lo otro.... Campiña de Fuentes de Andalucía (Sevilla)

Birding Sierra Morena: primavera 2013

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Intrépidos pajareros desafiando al frío en las estepas de Guadalcanal

La primavera ha venido -al igual que los últimos meses- cargada de actividades y cosas que hacer, por fortuna… Aunque ello implique dificultades para actualizar el blog con la regularidad que quisiera. Ando preparando un par de entradas sobre pájaros y flores, pero antes de ello me gustaría narraros algunas vivencias “de campeo grupal” de estas últimas semanas por Sierra Morena.
 
 Como sabéis los que seguís el facebook de Aves Sierramorena, por fin pudimos hacer algunas de las rutas ornitológicas guiadas que teníamos programadas para meses anteriores, y que tuvieron que ser suspendidas a causa de las lluvias. Se trata del programa Birding Sierra Morena, que organizamos y planificamos desde ADIT-Sierra Morena y en el que contamos con las empresas de turismo activo de Red MITO.
 
Una de las numerosas águilas imperiales inmaduras de la ruta por Sierra Morena Sevillana
 
 La primera de ellas tuvo lugar el pasado 6 de abril, con el extremo norte de la provincia de Sevilla como escenario. Hicimos la ruta “SE-10 El rincón de las águilas”, del libro Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena Sevillana, un recorrido lineal a pie partiendo del santuario de Guaditoca, emblemático lugar para los habitantes de Guadalcanal. Comenzamos viendo al chochín construir su nido en los improvisados ramajos aportados por la crecida del arroyo, a los gorriones morunos trajinar por los bajos del nido de la cigüeña blanca, y a dos lejanas águilas reales afanadas en el marcaje.
 
Cigüeña blanca regentando su nido
 
Fue una soleada pero fría jornada, más propia del invierno que de la primavera, donde no faltaron las verdaderas joyas de la zona: el águila imperial ibérica, de la que vimos no menos de 10-12 ejemplares distintos (¡!), teniendo avistamientos constantemente a lo largo del día, sin parar, de inmaduros y dameros, tanto en vuelo como posados…. ¡es tremendo lo de este sitio!
 
 
 
 
Joven águila real en la ruta ornitológica SE-10 "El Rincón de las Águilas". Foto: Juan Carlos Prieto
 
 El águila real se mostró en número “algo inferior”, anotando unos 8-10 ejemplares distintos de diferentes edades; el buitre negro no se prodigó tanto como en otras ocasiones, pero también se dejó echar el ojo varias veces, al igual que su pariente el leonado. Milanos reales y negros, águilas calzadas, culebreras europeas, cernícalos vulgares y primillas, aguiluchos cenizos y ratoneros completaron el cartel de rapaces diurnas.
 
Cruzando, no sin apuros, el último crecido regato...
 
Pero también disfrutamos de chovas piquirrojas, calandrias, alcaravanes, chorlitejos chicos, cigüeñuelas, 5 cigüeñas negras, alcaudones reales y comunes, cuervos, grajillas, ánades azulones…. Y de algunas orquídeas bonitas, de las que hablaremos otro día. Eso sí, hubo que remangarse y hacer cábalas e inventos para cruzar los crecidos arroyos, lo que dio lugar a divertidas situaciones (no tan divertidas para algunos de los 16 asistentes jejeje).
 
El amigo Paco haciendo de equilibrista...
 
 Al sábado siguiente, 13 de abril, nos dimos cita en Hornachuelos para disfrutar de las especialidades aladas de sus ríos, barrancos y montes. Aquí la cosa también salió a pedir de boca, pues tras un buen desayuno enfilamos la ruta “CO-6 Sendero de los Ángeles”, que estaba realmente bonita y en pleno esplendor primaveral. Los acantos y las orquídeas en flor jalonaban el sendero, y los arroyos y regatos que bajan al Bembézar corrían que daba gusto…de hecho, también hubo que sortear algún paso delicado.
Los monitores de Quivirocio ayudando a los asistentes a cruzar el arroyo de La Rabilarga
 
El exótico pero simpático pico de coral compartió protagonismo en  los oculares de nuestros prismáticos con golondrinas dáuricas, polluelos de buitre leonado sombreados por sus padres, agitadas cigüeñas negras, picogordos, culebreras europeas o bonitas mariposas como Zerynthia rumina. Se escucharon cositas interesantes como la primera tórtola europea del año, o el amor sonoro de los sapos comunes, invisibles entre la vegetación del cauce. Todo ello rodeados de los grandes algarrobos y bonitos almeces que son característicos de este místico lugar.
 
Sendero de Los Ángeles, el Seminario y el cañón del Bembézar, santo y seña de la Sierra de Hornachuelos
 
 A la hora del bocata en el Centro de Visitantes Huerta del Rey, a orillas del arroyo de La Rabilarga, no pudimos estar mejor acompañados: un flamante macho de pico menor cantó varias veces, tras lo cual se posó en las ramas sobre nuestras cabezas dejándonos degustarlo con todo lujo de detalles. Tras el café de rigor, nos recogió el minibús con el que hicimos la segunda parte del recorrido; se trató de una ruta en coche por los solitarios montes del Parque Natural Sierra de Hornachuelos, siguiendo la propuesta CO-1 Sierra de Hornachuelos de Rutas para ver aves y naturaleza en Sierra Morena Cordobesa.
 

 
Con buitres, águilas y azores por lo alto.... P.N. Sierra de Hornachuelos
 
No fallaron las rapaces, plato principal del menú: varias águilas reales, una tranquila perdicera que tomaba el sol, calzadas, culebreras, milanos negros, cernícalos, buitres negros y leonados, ratoneros, y tres sorpresas inesperadas en forma de azor territorial, gavilán y un migrante aguilucho cenizo que pasó sobre los montes y barrancos tapizados de pinos y jaras. También hubo ciervas, y orquídeas, y barbos gitanos en plena freza, y collalbas rubias, y escribanos montesinos, y…. hasta un misterio con esta pareja de águilas superlejanas y a contraluz, con la que no hubo acuerdo. La pinta era de imperial, pero fue imposible obtener certeza de ello. ¿Qué opináis vosotr@s?
 
Pareja de misteriosas águilas que no se dejaron identificar con garantías.....¿quién se moja?
 
 En definitiva, una jornada con un tiempo soleado y hasta calurosa, cielos prístinos y muy buen ambiente en el grupo de 20 personas, llenazo absoluto de gente que quiso degustar las delicias naturales serranas y trastear por hermosos rincones de nuestra cordillera mariana.
 
Grupo de pajareo intensivo por Sierra Morena Cordobesa
 
 Y del campo a las aulas… Está claro que no es lo mismo vivirlo en directo a que te lo cuenten, pero aún así la convocatoria fue un éxito en la charla que organizaban SEO-Sevilla y la Casa de la Ciencia-CSIC en Sevilla capital; nada más y nada menos que 90 personas se dieron cita para aguantarme soltar el rollo sobre Sierra Morena Sevillana y sus aves, que ya hay que tené ganas….
 
 Bromas aparte, fue una tarde sorprendente por lo concurrido de la sala y lo participativo del personal, en especial los niños, que fueron verdaderos protagonistas del evento. Y no me queda duda que, después de darles la brasa, más de uno habrá visitado Sierra Morena en busca de sus más emblemáticas aves. Y eso es lo que espero también del personal que asistió a la charla sobre aves de Sierra Morena Cordobesa que tuvo lugar en la ciudad de Córdoba un mes después, dentro del interesante programa para conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente que desarrolla SEO-Córdoba.
 
Dando la brasa en la Casa de la Ciencia, con SEO-Sevilla
 
 Al día siguiente a la charla de Sevilla me pasé por el stand de Editorial La Serranía de la Feria del Libro de la capital andaluza, donde el amigo Pepe Cuenca, coautor de un libro imprescindible para disfrutar haciendo senderismo por la parte sevillana de Sierra Morena, estaba atendiendo junto a su mujer al personal que se acercaba por la Feria del Libro. Incluso firmé algunos libros y todo, quién me iba a decir a mí que acabaría haciendo algo como eso!
 
En stand de La Serranía en la Feria del Libro de Sevilla 2013
 
 Mas como esto de las aulas y los stands está bien, pero no es lo suyo en este blog…. volvemos al campo. Concretamente al sábado 18 de mayo, cuando me vi involucrado en una nueva salida de grupo a Sierra Morena. Bastante atípica para lo que suelo hacer, eso sí, ya que en esta ocasión fuimos a aprender de Geología, de la mano de Alberto Gil, geólogo del Parque Natural Sierra Norte. La actividad, enmarcada en la Semana Europea de los Geoparques (título que atesora este espacio natural sevillano), fue organizada por la Red de Voluntarios Ambientales y estuvo también muy concurrida: ¡casi 60 personas! La verdad es que no deja de sorprender tal afluencia en este tipo de eventos, máxime teniendo en cuenta que los pájaros suelen llamar la atención del profano, pero las piedras….. digamos que pasan bastante más desapercibidas.
 
Viendo y aprendiendo de piedras!
 
 Total, que allí estuvimos trasteando por el Monumento Natural Cerro del Hierro, aprendiendo de su formación, del viejo proceso kárstico que aún hoy sigue vivo, de las diferencias entre la calcita y la barita, de esponjas fosilizadas, de los estatolitos dejados por colonias de cianobacterias y algas, de óxidos y hematíes, del papel de la minería en el actual paisaje del Cerro, y de mil y una cosas más.
 
Monumento Natural Cerro del Hierro
 
Calcita y barita.... blancos parecidos, tamaño parecido... pero peso muy desigual
 
Me resultó interesantísimo, algo en lo que tuvo mucho que ver la profesionalidad y dotes comunicativas de Alberto. Y, como no todo iba a ser mirar piedras, escudriñamos el cielo para toparnos con la cigüeña negra y el avión roquero, y al suelo para registrar varias especies de orquídeas y la floración de las bellísimas peonías bajo quejigos y robles melojos.
 
 
Las conocidas y preciosas peonías en el P.N. Sierra Norte de Sevilla
 
Despido esta entrada, que ha contenido más fotos humanas de lo habitual en el blog, dejándoos el enlace a los blogs de otros compañeros que estuvieron con nosotros en algunos de estos días, para que tengáis más opiniones acerca de las posibilidades naturalistas que ofrece Sierra Morena y no penséis que soy un plasta exagerado…. Así nos lo contaron José Juan Díaz e Iván Parrillo.  
 
¡Hasta la próxima!

Arroyo de La Baja, en plena Sierra de Hornachuelos, con sus barbos gitanos frezando

Sunrises of Doñana: Caño del Guadiamar

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Tras largo tiempo en silencio, me congratula poder sentarme frente al teclado y dedicar un ratito al blog, que no está muerto aunque lo parezca ….. sólo está estivando :) 
 
Con este bellezón me topé en un bonito amanecer....
 
Esta vez no escribiré sobre mi querida Sierra Morena, sino sobre otro sobresaliente espacio natural que, previsiblemente y por determinados motivos, va a adquirir más cada vez más peso en esta humilde morada cibernética…. Y para empezar con ello, me gustaría hacer una serie de entradas sobre los bonitos y con frecuencia sorprendentes amaneceres que se dan en este rincón de la geografía andaluza, que no es otro que DOÑANA. Allí cada alborada el sol da vida con sus recién estrenados colores al paisaje y a sus moradores, pero también deja una sonrisa en la cara del naturalista que decide madrugar para vivir de primera mano esos ratitos mágicos. Los amaneceres son también las sonrisas de Doñana
 

El Caño del Guadiamar con las primeras luces
Una tórrida tarde de primeros de julio dejó paso a una cálida noche que, no obstante, fue perdiendo grados conforme avanzaban las horas. Y así fue como una temperatura sublime me acompañaba al rajarse el cielo con las primeras luces de una nueva jornada estival en las marismas del Guadalquivir.
 
Sin embargo, la armonía de colores, la calma que transmiten y la suavidad del ambiente no son compartidas por las criaturas que pueblan estos parajes a caballo entre las provincias de Sevilla y Huelva. Y es que era miles las aves a las que aquel alba pilló desplazándose por sus cielos, graznando entre eneas y tarajes, o pescando en las aguas de un lozano Caño del Guadiamar que presentaba un aspecto totalmente alejado al de charcones raquíticos y suelos cuarteados de otros veranos.
 
 
Los medidores daban fe de que el Caño estaba bien de agua
Cualquier aficionado a las aves notará que apenas consigue avanzar unos metros cada vez que se propone seguir con la ruta, ya que a cada paso o tras cada rodada aparece un nuevo motivo de detención. Ese día las gangas se mostraban muy activas, con chorreíllos de grupetes bajando a los rastrojos por aquí y por allá, animando su ponente y blanco vuelo con esa llamada nasal tan característica que tienen. Tampoco faltaron otros alados considerados esteparios, como las terreras marismeñas y los cernícalos primillas, estos últimos unidos en cuadrillas quizá barruntando ya la llamada africana…
 
Otra Ardeola ralloides de Doñana

 Pero es la fauna acuática la verdadera protagonista del amanecer marismeño. Los somormujos lavancos, que han criado bien este año, se veían por doquier adiestrando a sus rayados pollos; las bullangueras fochas comunes formaban pandillas no siempre bien avenidas; patos colorados, porrones comunes, ánades frisos y azulones nadaban en los espacios libres de vegetación; y el azul eléctrico de los calamones asomaba furtivamente entre juncos y carrizos.
 
Retrato de martinete afanado en buscar algo que echarse al buche antes de irse a dormir...

 
Con los primeros y suaves rayos del sol pude tomar, pacientemente, fotografías de distintas zancudas afanadas en la pesca bastante cerca del camino. Hacía tiempo que no me dedicada con tanta intensidad al cutrescoping (lo tengo casi tan abandonado como al blog…), pero es que ciertamente no era para menos. Martinetes, garcillas bueyeras, cigüeñas blancas, moritos, espátulas, garzas reales e imperiales y garcetas comunes y grandes compartían querencia por los rincones del caño que estaban bien surtidos de pececillos con los que desayunar.
 
Sólo los ojos del martinete rompen su habitual discreción

 
En segundo plano, los más rezagados pollos de la garcera graznaban con sonido rondo y rameaban por los tarajes, siendo los más llamativos los jóvenes “garzos” imperiales, que han tenido la suerte de pillar un estío benévolo para venir a dar a los aguazales doñaneros.
 
 
Joven garza imperial recién emancipada

 
 No obstante, con lo que más disfruté fue con las garcillas cangrejeras. En primer lugar, porque hacía tiempo que no veía tantas juntas -casi llegaban a la treintena-; en segundo lugar, porque se mostraban bastante más confiadas que sus vecinos; y, por último, porque son realmente bonitas las joías. Los tonos naranjas de manto y pecho absorbían las primeras luces, adquiriendo una apariencia áurea de lo más llamativa.
 
      
 
 
Me dediqué a pillarlas de varias posturas y desde distintos ángulos posibles, a veces pescando y a veces posadas sobre hincos que no dudaban en compartir con los trasnochadores martinetes, quienes estaban ya finalizando su actividad vital diaria. Es decir, que más que desayunar estarían cenando, digo yo...
 
Juntos y revueltos...

 Dejando atrás varias culebreras, habituales de los postes de luz de la marisma agrícola, llegué al muro de la FAO y al puente sobre el Caño, ideal para disfrutar de los picados de pesca de los fumareles cariblancos, cuyo aspecto físico y movimientos  tienen una apariencia que me resulta muy simpática, diametralmente opuesta a lo cascarrabias que son cuando te sobrevuelan emitiendo su áspero chirrido de modo cansino.
 
Perfil de placa de Parque Natural con sombrero bueyero...

Algunos pollos volanderos de esta especie aún reclamaban comida en los nidos, entretanto los adultos combinaban pesca con descanso, aprovechando cualquier soporte para posarse. Ello dio lugar a estampas curiosas…
 
El coto será suyo??

 Flamencos, cigüeñas negras, patos cucharas, zampullines cuellinegros y chicos, cigüeñuelas, andarríos grandes, zarceros pálidos, carriceros tordales e incluso un esquivo avetorillo macho también tuvieron a bien aparecer ante mis entusiasmados ojos. Pero el día avanzaba y el verano, aunque esté siendo benévolo, vino a cobrarse lo suyo. La humedad y el lorenzo apretando hacían cada vez más difícil la cutrefotografía telescópica, y como muestra este rodal de amiguetes variados saqueando los animalitos de una charquilla, calimazo de por medio.
 
 
Más revoltijo: espátulas, garcetas, cigüeñas negras, garzas reales...

 Tocaban retirada pues, si bien antes eché un ojo a la colonia de cría del lucio de Cerrado Garrido, en la que aún había bastante meneo de moritos, cangrejeras, martinetes y garcetas comunes con sus respectivos retoños. Nada que ver, de todos modos, con el bullicio primaveral de fechas más propicias, que en su momento reflejé en estas páginas.
 
 
Pollos de morito a punto de declarar su independencia

 Antes de regresar a casa me crucé con una partida de caballistas que iban moviendo las yeguas de una cerca a otra, protagonizando una bonita escena que se asemeja a las que he visto en las pampas uruguayas no hace mucho. Y al recordarlo me he animado a poneros una foto de un peculiar marismeño de cuatro patas en el que quizá algun@s hayáis reparado ya: el muloisabelo (así se llama el singular color de su capa) que destaca tantísimo entre los otros equinos con los que comparte pastos frente al Centro de Visitantes José Antonio Valverde. Como el otro día estaba muy lejos, os pongo una foto que pude hacerle con el móvil este invierno.
 
¿A que es bonito?
 
 Saludos y hasta la próxima!

25 años de BirdFair (¡y nosotros allí!)

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Veinticinco años. Nada más y nada menos. Los que nos vemos o nos hemos visto envueltos en la organización de eventos abiertos al público sabemos –aunque sean infinitamente más modestos que la British Birdwatching Fair- lo complicado que es prepararlo todo, lo que es cruzar los dedos para que salga bien, lo fundamental que resulta que los asistentes estén a gusto y cumplan sus expectativas, y que todo se desarrolle conforme al plan previsto. Pues imaginad llevar eso a cabo, pero 25 años seguidos….
 
 
De ahí el mérito que hay que reconocer a los organizadores de la mayor muestra mundial de turismo ornitológico, con Tim Appleton a la cabeza. Y es que la Birdfair de este 2013, celebrada la semana pasada en –como siempre- la Rutland Water Nature Reserve, ha salido a pedir de boca y sin ningún incidente o pega que objetar.
 
 
Por segundo año consecutivo hemos acudido (ADIT-Sierra Morena) a representar a nuestro territorio, para seguir dando a conocer las aves de Sierra Morena y los productos y paquetes turístico-ornitológicos que actualmente intentan comercializar las empresas locales de la Red MITO. Y también a vender los paquetes ya elaborados que los miembros de esta Red nos hicieron llegar o bien llevaron ellos mismos.
 
 
En este sentido, este año hemos contado con la presencia in situ de dos empresas: la cordobesa Alpasín, de Adamuz, a la que le ha ido muy bien vendiendo sus sesiones de hides fotográficos y que en apenas tres semanas recibirá a los primeros clientes “guiris” captados en la Birdfair, dispuestos a inmortalizar en sus cámaras a algunas de nuestras joyas como el águila imperial ibérica, el buitre negro o el búho real.
 
 
 
 
 
 
 
 Los jiennenses Iberian Lynx Land, con sede en Andújar, han estado ofertando tours de avistamiento y fotografía de lince en fincas privadas, novedoso producto del que son pioneros, pues son la única empresa que cuenta con los permisos pertinentes para ello. Ha habido mucho interés, tanto por parte de particulares como –y esperemos que esto sea lo más jugoso- de touroperadores y compañías de birding trips.
 
 
 
Otro hito de interés fue nuestra participación en una cena de trabajo convocada y organizada por la oficina británica de Turespaña, a la que tuve la oportunidad de asistir para representar a Andalucía junto al veterano Beltrán de Ceballos, uno de los rostros más conocidos de la Feria y sin duda uno de los mejores embajadores de nuestra tierra entre los birders de Reino Unido. Y que, dicho sea de paso, andaba tratando exitosamente de conseguir patrocinadores y apoyos para la feria ornitológica que quiere celebrar la próxima primavera en Doñana.
 
 
 
 
 
 
En dicho encuentro, los representantes de las distintas Comunidades Autónomas (Aragón, Extremadura, Castilla y León, Cataluña, Navarra, Madrid y Andalucía) pudimos departir entre nosotros y con periodistas ornitológicos y ambientales de UK, gerentes de empresas del sector y los cargos de Turespaña.
 
Los técnicos de Sierra Morena hemos estado radicados en el stand de Andalucía, compartiendo su nueva estética y espacio con gente de Málaga, la Serranía de Ronda, Almería y Doñana; en buen ambiente hemos hecho un buen trabajo, o al menos ese es mi balance, promocionando nuestros respectivos destinos y a Andalucía en general, siempre con las aves en el epicentro de nuestras propuestas.
 
Esta feria de muestras es enorme, así que apenas ha dado tiempo a visitar todas las carpas (ocho, más las de merchandising y charlas) con la calma que hubiéramos deseado. Eso sí, el último día fuimos por los stands regalando ejemplares de la versión inglesa de nuestra colección de libros Birding and Nature Trails in Sierra Morena al staff de las distintas ONG y asociaciones locales, así como a bastantes voluntarios que trabajan desinteresadamente para hacer posible que la feria sea todo un éxito.
 
 
 
 
 
 
En el plano personal, puedo decir que pone nervioso visitar esos escaparates que te trasladan a destinos tan exóticos como Malasia, Omán, Australia, Nueva Zelanda, Ecuador, Uganda, Colombia, Pakistán, Perú o la isla de Christmas, por poner algunos ejemplos…. Te paras a charlar con los compañeros que venden estos destinos y enseguida afloran imágenes de aves soñadas, de paisajes remotos y salvajes que están esperando ahí, a que consigamos reunir el tiempo y el dinero suficiente para ir a conocerlos…..
 
 
 
Yo ya tengo la vista puesta en un gran destino para el próximo viaje ornitológico, en el que espero poder vivir nuevas experiencias y tener fascinantes encuentros con pájaros, plantas y animales de todo tipo, contribuyendo a la vez a la conservación de los mismos consumiendo ecoturismo responsable. Sólo así es posible mantener y seguir viendo crecer a esta verdadera industria sostenible que es el birdwatching.

Festivales del águila imperial en Sierra Morena

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Como algunos seguidores de esta ciberpaginucha sabéis, durante la semana que hoy acaba se celebró en Montoro el "Festival del Águila Imperial", que organizan SEO/Birdlife y Fundación Biodiversidad a través del programa Alzando el Vuelo en las regiones con presencia de la especie. Como desde ADIT-Sierra Morena y el Proyecto Aves de Sierra Morena hemos colaborado en la organización, pasé gran parte de la semana en ese bonito pueblo cordobés.
 
Montaje de distintas fotos de una de las águilas imperiales adultas que vimos en Sierra Morena
 
 Pero hoy no quiero hablar de gente ni de actos, sino de bichos. Por eso os contaré cómo se dio el “otro” festival del águila imperial…. El que viví con mi compi Nicasio el lunes tras terminar el acto de presentación del Festival. La cosa no pudo empezar mejor, ya que saliendo por la puerta del instituto Santos Isasa reparé en que teníamos sobre nuestras cabezas un pájaro cicleando…. Era nada menos que un alimoche adulto, que parecía entretenerse en la contemplación de Montoro y del meandro del Guadalquivir (Monumento Natural protegido) desde los aires antes de proseguir su periplo migratorio.
 
Embalse del Arenoso, cola del arroyo Arenosillo. Sierra de Montoro

Enfilamos la subida a la Sierra de Montoro, entre paisajes que se muestran aún plenamente veraniegos pero no por ello con poca vida. Un grupo nutrido de abejarucos pasó cerca de nosotros (¿serán mis últimos del año?), las currucas cabecinegras matraqueaban en los retazos de jara, algunos banditos de perdices apeonaban junto al camino y desde los olivares nos llegaba el reclamo otoñal del carbonero común.
 
Paisaje del LIC "Suroeste de la Sierra de Cardeña-Montoro"

En una nueva parada escuchamos un par de ciervos que no vimos por hallarse escondidos en un pinar, a la par que un ratonero sobrevolaba la zona. Sin embargo, el gran momento iba a llegar en el siguiente alto, donde nos entretuvimos unos tres cuartos de hora…. Y es que comenzamos viendo roscas de buitres leonados, pero al poco un familiar cac-cac-cac (que en esta ocasión no procedía de mi móvil…) nos hizo levantar la vista al cielo. Como estaba raso y azul, nos costó dar con la protagonista, pero finalmente ahí estaba: un águila imperial adulta picaba, cantaba y hacía escorados loopings en el aire, enfrascada en pleno celo otoñal o "falso celo". Aunque no llegó a ponerse muy cerca, la buena luz nos permitió deleitarnos con su negro plumaje y con las hombreras que caracterizan a este plumaje de la especie.
 
Los ciervos se encuentran ahora en plena berrea en Sierra Morena
Al rato la perdimos, si bien enseguida flipamos con su prima el águila real, ya que un ejemplar subadulto salió como de la nada casi delante de nuestras narices, remontando una corriente térmica a muy corta distancia y dejándose guipar con todo lujo de detalles…  Tras subir lo suficiente, se lanzó rumbo sur hacia los cerros cuajados de olivos del pie de la sierra, o quizá hacia la campiña, imagino que en busca de algún conejo que echarse al buche.
 
Valle del río Arenoso, en las estribaciones del P.N. Sierra de Cardeña-Montoro

Lo siguiente que vimos fue un leonado relativamente cercano que desplegaba sus patas. Se presentía la bajada a tierra, así que lo seguimos hasta que, efectivamente, se echó al suelo…pero tras una lomita, con lo cual no pudimos echarle el ojo a la carroñada que se estaba fraguando en aquellos parajes de la cuenca del arroyo Arenosillo. Sin embargo, sí que aparecieron dos buitres negros que nos deleitaron con su manera totalmente diferente de retratarse en la bajada a tierra: en lugar de desplegar las patas, esta especie levanta la cola, adquiriendo una característica postura a la vez que el animal va perdiendo altura.
 
La perdiz roja es uno de los grandes protagonistas alados de Sierra Morena

 Y de nuevo un cacareo. Otra vez a buscar en el cielo raso hasta dar con su emisor. Lo agudo del tono ya revelaba que esta imperial no sería un adulto; de hecho, resultó ser un damero muy guapo que se enseñoreaba sobre los montes de pinos y encinas, también con comportamiento de marcaje. En un momento dado, el adulto reapareció y los tuvimos juntos en el ocular del telescopio. ¡Todo un lujo!
 
Águila imperial con plumaje "damero"

Continuando la ruta llegó el turno de protagonismo para los ciervos, que a pesar de la canícula del mediodía berreaban por doquier en barrancos, bosques y dehesas. Vimos un buen macho rebozado en barro tras haberse dado un refrescante baño, unas cuantas ciervas y un águila calzada antes de encajarnos en Cardeña, pueblo vecino en el que repostamos a base del exquisito lechón de la tierra…. Y vuelta al campo después.
 
Un rincón de la Sierra de Andújar en un atardecer de final de verano

La recta final del día la vivimos en la Sierra de Andújar, vecino espacio natural en donde continuó el festival de águilas imperiales, en esta ocasión con un adulto muy cercano al que le vimos hasta las garras, bañado por una luz de caramelo… Y como colofón, la lista de plumajes se incrementó con un joven de este año, un pollo remolón que parece aún andar por su territorio sin ganas de emanciparse. A este también lo vimos muy bien durante largo rato.
 
Uno de los numerosos ciervos de los que disfrutamos el otro día en Sierra Morena centro-oriental

En estos días los venados se encuentran en el punto álgido de su época de celo, y por ello braman y berrean por doquier y a todas horas. No obstante es al atardecer cuando se activan más, momento en el cual los llegamos a tener muy cerca, viéndolos perseguirse, rascarse la cuerna en las bajeras de los acebuches, y gargantear como descosidos para hacer llegar su potente voz a lo más recóndito del valle.
 
Bramando de amor.....

Antes de irnos aún dio tiempo a degustar un jugoso plato ornitológico en forma de pollo del año de azor, cosa que no se ve todos los días. Me pasó por lo alto a corta distancia, como un rato antes lo habían hecho un águila calzada y una pareja de chovas piquirrojas. Varias decenas de golondrinas dáuricas se concentraron en una vaguada, poniendo punto y final a esta interesante jornada de campeo por Sierra Morena en los estertores del verano.

Las migraciones de Cádiz (2013)

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Imagino que al resto de los mortales no le ocurre, pero si a un pajarero –al menos a uno español– le mencionas "Cádiz" y "septiembre", enseguida aflorará a su mente una palabra: migración. Es lo que tiene el tener a tiro de piedra ese lugar estratégico que es el Estrecho, cuyos mares, campiñas y cerros se cuajan dos veces al año de aves de todo tipo y condición. Tras varias temporadas sin acudir a Tarifa durante la migración postnupcial, este año tocó, así que el motivo de esta entrada es contar un poco cómo se dio la visita el mes pasado a aquellas tierras de viento y luz.


Alimoche casi adulto en plena muda, sobre el observatorio de Cazalla. Foto: Estela Gil

El título de la entrada, en plural, se debe a que aprovechamos el viaje para hacer un ligero desvío y conocer de primera mano un fenómeno que hace un par de años saltó al plató del mundillo ornitológico. Se trata de la migración de una de nuestra zancudas, la espátula común, por las costas del litoral gaditano; concretamente por los acantilados y playas de Chiclana, Conil y Vejer, por donde pasan en gran número, especialmente de finales de julio a primeros de noviembre. Lo interesante es que la mayor parte de estas aves no cruzan por el Estrecho, sino que costean y “se tiran” valientemente desde lugares como Cabo Trafalgar, atravesando una lengua de mar de más de 40 km hasta entrar a África más o menos por Cabo Espartel.


Grupo de temerosas espátulas... finalmente no se animaron a cruzar. Foto: Estela Gil

No hablamos de un puñado de estas bonitas aves, sino de un gran porcentaje de la población europea de las mismas. Ello, junto al imaginado espectáculo visual en un escenario tan atractivo como el litoral gaditano, fue lo que nos animó a Patri, a Estela y a mi desplazarnos a la Torre del Puerco una mañana de comienzos de septiembre, donde nos esperaban Javier Ruiz y Paco Hortas, coordinadores de Limes Platalea, un joven pero ambicioso proyecto que ellos mismos se empeñaron en poner en marcha con el objetivo de contar con rigor y seriedad estas espátulas migrantes que llevaban tiempo detectando desde la toalla en la playa de La Barrosa, para poder así calibrar finamente la magnitud del fenómeno. Y hay que reconocerles que el mérito es grande: han conseguido ponerlo en marcha desde la nada, funcionando de modo independiente y autónomo, pero a la vez contando con los actores del territorio y aglutinando a voluntarios, amigos y simpatizantes que día a día hacen los conteos desde las privilegiadas e históricas atalayas del litoral.

Islote y castillo de Sancti Petri. Foto: Estela Gil

Además de atendernos fenomenalmente bien, Javier y Paco nos detallaron algunos de sus progresos y nos explicaron el por qué de la importancia del proyecto Limes Platalea. Y es que aquello que parecía un proyecto de voluntariado más, se ha convertido en un referente y ha conseguido algo bastante difícil a estas alturas en nuestro continente: hacer lo que ellos llaman “ornitología descriptiva”. Es decir, aprehender y dar a conocer un evento de tal magnitud como es la ruta migratoria de una especie de cierta envergadura y talla, en la Europa del siglo XXI.

Vistas desde el observatorio de Torre Bermeja

Echamos una mañana muy agradable, tanto en la Torre del Puerco como en Torre Bermeja, donde estuvimos también con José Antonio Haro y Rosario. Desde allí se goza de una fantástica panorámica del castillo de Sancti Petri en su islote. De lo que no pudimos disfrutar fue del paso de las espátulas, pues el día presentó condiciones adversas para ellas y tan sólo un bando de 21 pájaros intentó, sin conseguirlo, lanzarse al mar. Eso sí, al día siguiente se superaron las 1.200 aves en seis horas, y de hecho esta temporada los “atalayeros espatuleros” tuvieron un día con casi 1.900 espátulas en migración activa. Debe ser una pasada, así que no nos quedará más remedio que repetir el año que viene para intentar pillar un día bueno…. Desde aquí nuestro agradecimiento para todos los miembros de Limes Platalea, y especialmente a Javier y Paco por lo bien que nos trataron esa mañana. Os animo a conocer más sobre este proyecto en su blog: http://limesplatalea.blogspot.com.es/


Con los amigos de Limes Platalea. Foto: Estela Gil
Ya al mediodía enfilamos rumbo al Estrecho, donde pasamos el resto de los días junto a Iván y Maru. Allí combinamos la permanencia en los observatorios, que estaban la mar de concurridos, con el pajareo por otros lugares. Así, por el Valle del Santuario de la Luz tuvimos encuentros con martines pescadores, cernícalos vulgares o curiosos grupitos de oropéndolas (hasta 14 juntas).



Valle del Santuario


Montaje de fotos de dos oropéndolas y del grupo metido en un eucalipto. Fotos: Estela Gil
Los observatorios del Estrecho sirven en septiembre, además de para disfrutar del grandioso espectáculo de la migración de planeadoras, para hacer vida social pajarera…. Cosa que de vez en cuando viene bien y agradecemos los que vivimos habitualmente en solitario nuestras jornadas ornitológicas. Se conoce gente nueva y se reencuentra uno con viejos conocidos a los que hace tiempo que no ve. Eso sí, tiene el peligro de distraerse con la charla cuando se debe estar viendo pájaros, por lo que en toda conversación entre ornitólogos no faltan nunca las miradas furtivas al cielo...
 
Observatorio de Tarifa-Cazalla, hasta los mochos de pajareros...Alegría!


Cambiando de posición para poder seguir viendo a un joven de perdicera... Foto: Estela Gil
 

Cigüeñas blancas y negras, alimoches, aguiluchos laguneros y cenizos, culebreras, águilas calzadas, gavilanes, abejeros, milanos negros y algún águila pescadora se dejaron ver por los miradores de Cazalla y Algarrobo antes de cruzar al Moro. Lamentablemente, como hizo demasiado buen tiempo (poco viento), la mayoría de los animales volaban muy altos…


Grupo de cigüeñas blancas. Foto: Estela Gil

Entre los pequeños, percibimos paso de golondrinas comunes y dáuricas, aviones comunes, vencejos reales y comunes, abejarucos, abubillas, etcétera. En los pastos  del Paraje Natural Playa de Los Lances registramos, por la mañana, collalbas grises, terreras comunes, bisbitas campestres, tarabillas norteñas y lavanderas boyeras, además de las gaviotas de Audouin, charranes patinegros, charrancitos y correlimos tridáctilos del humedal.



Observatorio de la playa de Los Lances

También tuvimos la oportunidad de ver varios ejemplares jóvenes de águila imperial y perdicera, así como un halcón peregrino y un azor, mientras oteábamos desde los miradores. Siempre son avistamientos que alegran la jornada, especialmente si caen en los ratos en que el paso está parado o muy flojo.

Águila imperial, joven del año. Foto: Estela Gil

Uno de los momentos más guapos lo tuvimos en el observatorio de Tráfico (Punta Camorro), un atardecer con bonita luz en el que una manada de al menos 200 delfines listados–probablemente fueran más– se desplazaba ante nuestros oculares, algunos de ellos saltando por completo fuera del agua. Se ve que toparon con algún banco de peces apetecibles, montándonos una escena de caza con la que flipamos, pues a ellos se unió una cohorte de alcatraces, gaviotas patiamarillas y pardelas cenicientas.

El Estrecho y Jbel Musa desde Punta Camorro

En Tarifa hay, desde hace unos meses, una familia de bulbules naranjeros que han atraído ya a pajareros de todos los confines del continente y que han tenido incluso su minuto de gloria en la prensa. No en vano, es la primera vez que esta especie africana se ha reproducido en Europa, aunque es relativamente común al otro lado del Estrecho. Álex Colorado nos llevó una tarde a intentar verlos, pero no tuvimos suerte. Otra mañana lo intentamos con Yeray Seminario, tras su aviso vía wasa de que los estaba viendo, y allí la fortuna fue dispar: todos pudimos escucharlos pero sólo uno de nosotros tuvo la suerte de ver a un ejemplar posado en el interior de un árbol (casualmente fui yo el suertudo…).


Culebrera en pleno cernido. Foto: Estela Gil

El fin de fiesta tuvo lugar, como suele ser habitual, en la cubeta de la antigua laguna de La Janda. Allí añadimos al cuaderno de campo varios elanios, combatientes, agachadizas comunes, andarríos bastardos, garcillas cangrejeras, martinetes, moritos, garzas imperiales, faisanes o gorriones morunos. Salimos por Benalup y la presa del Barbate, que siempre me trae muy buenos recuerdos de la temporada que estuve trabajando allí, poniendo rumbo a Huelva y punto y final a la visita de rigor a la migración en Cádiz. O, más bien, a las migraciones.


Par de andarríos bastardos. Foto: Estela Gil

Esos grandes olvidados...

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Media mañana de un día de principios de septiembre. El sol ya caldea el ambiente. Se prevé otra tórrida jornada en los cerros cuajados de jaras y encinas entre los que serpentea, cortejado por fresnos y tamujos, un río cualquiera del suroeste ibérico. En la recta final del verano, lugares como este llevan sin ver caer una gota más de tres meses, y aún faltan varias semanas hasta que la lluvia acuda al rescate de la vegetación y sofoque el calor que acumulan las rocas del lecho del río tras un largo tiempo al descubierto.

El escenario de esta entrada del blog, un sufrido río del suroeste ibérico

Así es el clima mediterráneo. Es ley de vida en nuestros campos, a cuya dinámica estacional están perfectamente adaptados los ríos meridionales, aunque nos dé pena verlos tan secos en el estío. Y es que regajos, arroyos, barrancos y riachos llegan a secarse por completo, mientras que los cauces de algo de más entidad suelen quedar reducidos a un rosario de pozas aquí y allá que van achicándose paulatinamente.

Grupo de barbos nadando

En una de estas pozas soy testigo de un drama oculto. Una lastimosa situación en la que no mucha gente repara, y que está acabando poco a poco con la vida de nuestros ríos. A priori nada extraño, pues de visu detecto varios ejemplares de una de las especies más comunes de esta cuenca, el endémico barbo común Luciobarbus bocagei, nadando alegremente. Esta especie, como muchas otras (otros barbos, bogas, o incluso el amenazado jarabugo), realiza pequeñas migraciones dentro de la cuenca fluvial en la que habita; es decir, en primavera -cuando los ríos corren- los barbos remontan aguas arriba para frezar y poner sus huevos, regresando después a los tramos bajos que suelen retener un más elevado nivel de agua. Además, su desarrollo vital y corporal también está adaptado a la estacionalidad de los cauces mediterráneos.

Colmilleja Cobitis paludica. Sabemos que es una hembra por el patrón de manchas circulares del lateral

Meto la red de muestreos y una colmilleja Cobitis paludica, una de las joyas de nuestros ambientes fluviales, es la primera “captura”. Un vistazo, unas fotos, y de nuevo la devuelvo a la charca que constituye su hogar, cada vez más mermado por el azote del sol estival. Esta peculiar especie de cuerpo fino y alargado, casi reptiliano, es un endemismo ibérico cuya boca (disposición inferior y con barbillones o bigotes) delata sus hábitos: se mueve pegada al fondo, detectando entre el fango y la gravilla -mediante sus sensibles terminaciones nerviosas- el detritus, las algas y las larvas de invertebrados de las que se alimenta. Las colmillejas son duras de pelar, pues aguantan en los últimos charquillos hasta que las lluvias y escorrentías vuelven a convertir los resquebrajados lechos en ríos y arroyos “en condiciones”. Ello se debe a su resistencia a condiciones de anoxia, es decir, en pleno verano cuando el oxígeno escasea en las aguas estancadas y calentorras de las pozas. Al parecer, incluso pueden respirar directamente del aire en pequeñas cantidades.


Vista dorsal de colmilleja, endemismo ibérico

Capturo a continuación un calandino Squalius alburnoides, habitante frecuente de los ríos del suroeste ibérico. De talla pequeña, suele formar cardúmenes y presenta una singularidad de lo más curiosa: esta especie endémica de Iberia tiene un origen híbrido, siendo uno de sus parentales desconocido, y el otro el cachuelo S. pyrenaicus. Y otra más: la mayoría de los ejemplares de calandino son calandinas; o sea, hembras. Es decir, la mayoría de la población de este simpático pez sólo necesita encontrarse fugazmente con un macho de cachuelo para poder perpetuarse, además de que si en una poza han quedado 50 ejemplares de calandino y 10 cachuelos, por ejemplo, casi todos los calandinos serán hembras y por tanto pondrán huevos, mientras que de los cachuelos sólo podrían llegar a hacerlo aquellas que fueran hembras. Además de su complicada genética, son capaces de reproducirse de distintos modos, haciendo de este pez uno de los más singulares del mundo. Todo ello les da ventajas a la hora de vivir en ambientes extremos, cambiantes y relativamente fugaces como son las pozas y remansos de nuestros cauces mediterráneos.

Calandino Squalius alburnoides, otro pez exclusivo de la Península Ibérica

Pero entonces, ¿dónde está el drama? Si los ancestros de colmillejas, calandinos, barbos y demás peces continentales del sur ibérico han ido evolucionado desde hace millones de años de modo parejo a la formación y aislamiento de nuestras cuencas fluviales y al clima. Y si presentan estrategias y adaptaciones que les hacen estar plenamente amoldados a las sequías, siendo generalmente capaces de resistir en pozas como en la que yo me encuentro y no sólo puntualmente un año, sino a lo largo de toda su vida (sorprendentemente, son animales de cierta longevidad), ¿cuál es el problema?

Hembra preñada de gambusia, a la espera de "regalarnos" una nueva generación de invasores gambusinos...

Pues la cara B de la historia viene dada porque estos auténticos supervivientes que tengo delante han conseguido resistir a duras penas a la construcción de embalses y la destrucción de hábitat, imposición de barreras físicas y alteraciones del caudal aparejadas; a la disminución de la disponibilidad de agua por las extracciones agrícolas y de consumo; a la contaminación de diversa índole; a las alteraciones de los microhábitats por medio de saca de gravas del lecho del río, tala de arbolado de ribera o creación de diques; y a la depredación natural por parte de martines pescadores, nutrias, cigüeñas negras y garzas reales. Pero ahora, en este caluroso día de finales de verano, se encuentran encerrados en una pequeña poza, en la que el agua escasea, con unos extraños vecinos llegados –de la mano del hombre, una vez más- desde lejanos lugares, quienes nada tienen que ver con los refinados mecanismos evolutivos que han permitido a colmillejas, calandinos o barbos llegar hasta nuestros días.

Es lamentable que esto es lo que salga en la red al sumergirla en un río ibérico...

Da verdadera lástima comprobar cómo, cada vez que alzo la red, vienen en ella más gambusias Gambusia holbrooki y percas soles Lepomis gibbosus que peces autóctonos, mientras por el rabillo del ojo veo a los cangrejos rojos americanos Procambarus clarkii escabullirse bajo las piedras.  Especies exóticas que -al igual que el blacbás, la carpa, el lucio, el alburno o el pez gato- están dando la puntilla a nuestra maltrecha ictiofauna nativa.

Lepomis gibbosus. Aunque sin llegar a los niveles del blacbás, puede considerarse el Míster Distroyer de nuestros ríos... 

Las percas soles son voraces depredadores de huevos, alevines y peces de pequeña talla, además de ser altamente territoriales y capaces de desplazar a muchos de nuestros peces. La gambusia, poco agresiva y de talla pequeña, compite sin embargo por la comida e, imagino, por el oxígeno que cada vez escasea más en las aguas de las pozas conforme avanza el estío. El cangrejo, por su parte, además de rivalizar por el alimento, aumenta la turbidez del agua con sus hábitos excavadores, obstaculizando la entrada de luz necesaria para el crecimiento de las plantas que constituyen el hábitat y parte importante de la dieta de los peces.

Cangrejo rojo americano Procambarus clarkii

Resulta fácil imaginarse a la comunidad de peces de aquella pequeña poza sufriendo bajas día tras día, quedando los efectivos de calandinos, barbos y colmillejas reducidos drásticamente en el momento más vulnerable de su ciclo vital anual. Quién sabe si quizá sólo sobrevivieron hasta el final las percas soles, y si no acabarían muriendo también al llegar el nivel de agua al mínimo y con unas condiciones de anoxia severa para las que no están preparadas, implicando ello un desperdicio de esfuerzo, de energía y de un proceso evolutivo brillante.

Si eres un pez y vives aquí....¿eres o no eres un artista de la supervivencia?


Historias como esta no son, ni muchos menos, algo excepcional del lugar donde me hallaba ese día, sino un fenómeno generalizado en las cuencas ibéricas.  Sirva esta humilde entrada de blog como pequeño homenaje a esos artistas de la supervivencia que son los peces autóctonos. A pesar de que la mayoría son especies exclusivas de la Península Ibérica o incluso de una cuenca determinada, siguen siendo “los hermanitos pobres de los vertebrados” (como escuché recientemente designarlos al ictiólogo J. Ambrosio González Carmona) en lo relativo a su conocimiento, conservación y popularidad. Yo mismo apenas sé cuatro cosas sobre ellos, pero creo que eso no debe ser impedimento para que los valoremos como se merecen y estemos sensibilizados con los numerosos problemas que los están llevando a la desaparición.

NOTA COMPLEMENTARIA: Como añadido posterior a esta entrada me gustaría mostraros el aspecto de este río una vez terminado el voraz estiaje. Es perfectamente apreciable el cambio tan brutal en cuanto a caudal y nivel de agua, bruscas alteraciones a las cuales está adaptada nuestra ictiofauna indígena. Las fotos son de diciembre.


Retomando....

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Gorgeted Sunangel Heliangelus strophianus. Bellavista Cloudforest Reserve.
Ecuador, febrero 2014
Soy consciente de que al blog le han crecido jaramagos sin control y se le amontona la hojarasca en los rincones. De hecho, he batido todos mis récords de abandono, cosa que no me gusta en absoluto. No obstante, si lo tengo tan dejado es por distintos motivos, hasta la fecha todos ellos buenos y agradables, por lo que no puedo quejarme. Pero ha llegado el momento de meterle mano, de mimarlo un poco más y de mantenerlo medianamente actualizado para que luzca como la ventana a Sierra Morena y a la Naturaleza en general que siempre he pretendido.

Crimson-rumped Toucanet Aulacorhynchus haematopygus.
Refugio Paz de las Aves. Ecuador, febrero 2014
En esta entrada me voy a limitar a poner algunas fotos de uno de esos motivos que me han tenido apartado de las teclas estos meses atrás. Es un adelanto del trip report que espero poder hacer cuando saque tiempo.

Blue-footed Booby Sula nebouxii. Adulto cebando a su pollo
Isla de la Plata, P.N. Machalilla. Ecuador, febrero 2014
Cebus cf yuracus Capuchino ¿del Marañón?, juvenil. Puerto Misahuallí. Ecuador, febrero 2014
Notaréis que se vislumbra la poca maña que me estoy dando en mis estrenos con una cámara de fotos réflex… un verdadero suplicio esto de hacer y procesar fotos para aquellos que gozamos de muy escasa pericia y poca afición, por decirlo de alguna manera… Eso sí, para tranquilidad de aquellos fanáticos seguidores del cutrescoping (me consta que alguno que otro hay, jejeje) debo decir no voy a dejar el estilo "cutre-cutre telescópico" que caracteriza a la mayor parte de las fotos de esta página; sólo pretendo compatibilizar ambas técnicas.

Green Thorntail  Popelairia conversii, macho. Milpe Gardens. Ecuador, febrero 2014
Chestnut-crowned Antpitta Grallaria ruficapilla. Refugio Paz de las Aves. Ecuador, febrero 2014

Pues eso, bienvenidos nuevamente a esta página que considero tan vuestra como mía. Espero que nos leamos por aquí con mayor frecuencia. Un saludo

Magnificent Frigatebird Fregata magnificens. Puerto Lopez. Ecuador, febrero 2014

 Carunculated Caracara Phalcoboenus carunculatus, juvenil
P.N. Cotopaxi. Ecuador, febrero 2014

Al agua sapos

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En la Naturaleza mediterránea abundan los pequeños fenómenos que se producen sólo en momentos concretos del ciclo anual. Sin embargo, y a diferencia de la notoriedad de ciertos eventos que hacen nuestras delicias -como el cortejo de las grandes águilas, la floración de las orquídeas o la otoñada en los bosques caducifolios-, es la discreción lo que impera en la mayoría de los casos. Eso los hace más complicados de palpar, pero no por ello los convierte en menos interesantes.

Este machito de sapo común fue quien me hizo pensar en escribir esta entrada.
Sierra Morena, marzo 2014
Un ejemplo es el celo de uno de nuestros más extendidos anfibios. Escurridizos y de hábitos nocturnos y terrestres, en las últimas semanas de invierno y las primeras de la primavera es cuando los sapos comunes Bufo bufo se vuelven más conspicuos. A ello contribuyen varios factores: su actividad diurna aumenta, realizan desplazamientos por tierra que llegan a ser largos, se concentran en determinados puntos y emiten su canto con cierta frecuencia. Y es que el amor está llamando estos días a la puerta de los sapos comunes.

En sus sitios de puesta, el sapo común tiene vecinos como el galápago leproso.
Sierra Morena Cordobesa, marzo 2010
En Sierra Morena es, sobre todo, en marzo y principios de abril cuando los sapos “se desentierran” de debajo de los troncones caídos, la hojarasca, la tierra y las piedras que constituyen sus refugios diurnos. Lo hacen para salir en busca sus lugares de reproducción. Dice la bibliografía que este longevo animal es muy fiel a sus sitios de cría, volviendo cada ejemplar año tras año al mismo sitio para procrear. De ahí que sea en estas fechas (junto a las noches húmedas y lluviosas de otoño) cuando más habitual resulta topárselo en sendas, prados y caminos. 

Sapo común en pleno desplazamiento diurno por un prado de Sierra Morena de Jaén. Abril 2011

Pero… ¿a dónde van? A diferencia de algunos de sus parientes (como el sapo corredor), el sapo común no busca pequeños aguazales temporales ni “charcos cuneteros” para poner los huevos. En Sierra Morena lo que quiere son, principalmente, arroyos y ríos de aguas limpias con pozas tranquilas en las que abunde la vegetación herbácea y arbustiva; no obstante, tampoco es raro que se adentre en pantanetas o pequeños embalses con follaje en las orillas. Hacia este tipo de lugares se encaminan en primer lugar los machos, reconocibles por ser más pequeños y estilizados, para tomar posiciones y esperar a las hembras. Confían en atraerlas valiéndose de ese canto que les caracteriza, y que por su corta estrofa, tono grave y bajo volumen es poco audible; nada que ver con los coros chicharreros de las ranitas meridionales ni con el runrún infatigable de los sapos corredores, por ejemplo.

Uno de los más interesantes ríos de Sierra Morena Sevillana, la rivera de Ciudadeja,
alberga concentraciones de sapos en el mes de marzo

Una vez las hembras llegan al arroyo suele haber mucha competencia entre machos para poder aparearse. Todos intentan abrazar a las féminas en busca del ansiado amplexo axilar, para el cual han desarrollado duras callosidades de color negro en los dedos, perfectamente visibles en las fechas de celo.

Por tanto, estos días son perfectos en nuestra tierra para tratar de ver al sapo común. Basta con pasear por remansos de cursos de agua bien conservados, atendiendo al movimiento en el agua y aguzando el oído. Sin embargo, para desgracia de los sapos no sólo los humanos con buenas intenciones somos conscientes de ello... 

La rivera de Cala, en el P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche, es muy querenciosa
para los sapos comunes a la hora de criar
Aún hay pocos peces en los cauces de media montaña, y por ello las nutrias Lutra lutra no están dispuestas a dejar pasar esta oportunidad de darse un festín fácil…. Ahora bien, los sapos poseen glándulas que exudan una sustancia tóxica (irritante para las mucosas) con la que recubren su cuerpo, buscando el efecto disuasorio en los depredadores. Pero a la nutria pocos le ganan en inteligencia, así que el mustélido ha aprendido muy bien la manera de dar buena cuenta de estos anfibios: valiéndose de sus manos y dientes los raja por el vientre y voltea su piel como si se tratara de un guante, consumiendo así la carne y dejando enteras la cabeza, la piel y a veces las vísceras. Este proceder también lo siguen otras especies, como el turón.

El modus operandi de este "crimen bufónido" delata rápidamente a su culpable.
La nutria cenó anoche carpaccio de sapo...
El resultado de esta silenciosa masacre llega a ser bastante tétrico, pues en ocasiones son decenas los pellejos cadavéricos de sapos que jalonan pozas y remansos. Pero no hay que olvidar que es ley de vida, y que se trata de un hecho natural de predación de una especie autóctona por parte de otra especie autóctona, ambas de gran relevancia en nuestros ecosistemas fluviales. 
¡Os animo a salir a disfrutar de este pequeño espectáculo natural que está teniendo lugar estas semanas ante nuestros ojos!
Restos de varios sapos comunes depredados por la nutria en un río de Sierra Morena. Marzo 2014.

La estrella del castañar

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En la porción de Sierra Morena que cae dentro de la provincia de Huelva existen unas 5.000 hectáreas de castañar, lo que la convierte en la zona de mayor presencia de Castanea sativa de Andalucía. No obstante, no es mi intención ahora extenderme hablando de nuestros castañares, ya que pretendo hacerlo del modo adecuado en otra ocasión. Hoy el protagonista de este blog es un pajarillo que vive a caballo entre el Sahel y los bosques europeos, y cuyo avistamiento me trae siempre recuerdos de mis comienzos pajariles. Una avecilla que anida en las formaciones boscosas más características de mi tierra, aprovechando un singular hábitat natural aunque de origen antrópico, si es que puede admitírseme esta paradoja. Y es que, en la Sierra de Aracena, los castaños y el colirrojo real van de la mano para dibujar una de las estampas silvestres más genuinas de esta comarca del norte onubense.

Como un pequeño rey, el colirrojo real controla su diminuto reino desde posaderos estratégicos.
P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche, Abril 2014
El colirrojo real Phoenicurus phoenicurus, ave común en gran parte de Europa, vio caer en picado sus poblaciones en los años 60-90 del siglo XX, aunque en los últimos tiempos parece que está registrando un ligero incremento. No obstante, a raíz de los estudios sobre su declive poblacional en España, el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (y el Andaluz, por ende) lo ampara en la categoría de “Vulnerable a la extinción”. Es decir, desde un punto de vista conservacionista y legal nuestros colirrojos reales son tan “importantes” como nuestras águilas perdiceras o nuestros buitres negros.

La técnica de caza del colirrojo real consiste en otear el suelo para, una vez localizado
el  presunto almuerzo, dejarse caer velozmente sobre él. Sierra de Aracena, Abril 2014
En Andalucía hay pocas poblaciones reproductoras de esta especie. Si bien hay diversos datos de cría en hasta 6 provincias, sólo forma núcleos de cierta entidad y llega a ser relativamente frecuente en determinadas áreas de Huelva, Málaga y Jaén. Y, de todas ellas, la población más nutrida es la del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, que tiene continuación por otras áreas contiguas de Sierra Morena occidental (sur de Badajoz y, en mucha menor cuantía, P.N. Sierra Norte de Sevilla). Pero, ¿por qué la Sierra de Aracena alberga la principal población reproductora de colirrojo real de Andalucía?

Así de imponentes y viejos son los castaños onubenses. Sierra de Aracena, Abril 2014
La explicación la encontramos en la foto de aquí arriba. Esas casi 5.000 ha de castañar ya mencionadas están formadas, en su mayor parte, por árboles viejos. Muy viejos. Hay auténticos bosques aclarados de pies centenarios, llenos de agujeros y oquedades que los colirrojos reales (que son aves trogloditas) aprovechan para anidar. De modo que los castañares constituyen su principal bastión serrano, si bien también crían en alcornocales, dehesas, robledales, huertos de frutales, olivares maduros, e incluso en algunos pinares siempre que haya cajas-nido o muros de piedra con huecos. En otros lugares de Andalucía saca a su prole en pinares, en robledales y en los pinsapares de la Sierra de Las Nieves (siendo esta última, sin duda, una de las poblaciones más singulares de España). 

Típica estampa primaveral de los castañares andaluces de Sierra Morena occidental. Abril 2014
 Recuerdo cuando siendo un chaval cogía la bici y me hacía unos 30 km para plantarme en las mismas faldas boscosas por las que anduve hace unos días esta primavera, con el objetivo principal de regalarme la vista y el oído con las andanzas de los colirrojos reales. Por ello, ese canto con apariencia inconsistente e improvisada del que hacen gala los machos de colirrojo me resulta tan familiar, tan propio si puede decirse. Y, por ello, cada año por el mes de abril me gusta arrimarme a los castaños que -aún sin hojas- permiten disfrutar en condiciones de la belleza sin par de este pajarillo forestal. A los machos les encantan las bajeras de los árboles para posarse a emitir su canto y así atraer a las hembras, pero además ambos sexos utilizan estas ramas bajas como atalayas desde las que lanzarse al suelo para dar caza a los insectos que constituyen la base de su dieta. No obstante, son aves bastante nerviosas que cambian constantemente de posadero, moviéndose por sus pequeños territorios de modo más o menos concéntrico.

Cual pequeñas bolitas de fuego, los colis reales ponen el color a los castaños desnudos de hojas
en la primavera temprana. P.N. Sierra de Aracena y Picos de Aroche
Ahora, a mediados de abril, las peleas de machos están a la orden del día. Cantan, se escuchan unos a otros, se buscan, se lanzan a perseguir a vecinos rivales, y todos tratan de impresionar a las discretas hembras. Esta competencia, sin embargo, a veces se transforma en “algo más que amistad”: en algunas ocasiones se forman tríos reproductores formados por dos machos y una hembra (casos de cría cooperativa que yo mismo he podido registrar en estas sierras), y ya Alfredo Noval–gran enamorado y estudioso de esta especie- se hacía eco de casos de poliginia en los años 60 y 70. 

Silenciosas, pardas, discretas. Así son ellas.... 
Conforme avance la estación reproductora los machos irán haciéndose más silenciosos, de modo que con los primeros vuelos de los pollos apenas se escuchará ya su canto; entonces será el reclamo, un vibrante “tsuit-tectec”, el sonido que los delate entre el verde follaje de las hojas de castaño. Aunque esto dependerá de si el galán encuentra novia o no, pues es bastante habitual la existencia de machos que no consiguen emparejarse y que alargan sus expresiones canoras hasta bien entrado el verano. Lo que sí se mantiene todo el tiempo y en todos los ejemplares es el rápido meneo de su cola anaranjada, lo que le ha valido el nombre popular serrano de rabirrubia, ranitocandela o rabitochascua.

Los machos de colirrojo real presentan este espectacular plumaje en primavera.
Sierra de Aracena, Abril 2014
Allá por finales del mes de septiembre casi todos nos habrán dejado, tras haber puesto rumbo a sus cuarteles africanos de invernada vía Estrecho de Gibraltar. Algunos se registran en octubre e incluso principios de noviembre, si bien suele tratarse de ejemplares que vemos en migración, cuando son mucho más generalistas en cuanto a selección de hábitat se refiere. Pero ahora es tiempo de recibirles y darles la bienvenida como se merecen. Como lo que son: las estrellas del castañar.

Café con gansos

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Ya se marcharon. A lo largo del mes de marzo fueron enfilando, cada tarde un buen puñado de ellos, las autopistas del cielo que –si todo ha ido bien- les habrán dejado en aquella charca alemana, en las islas danesas o en el estuario sueco en el que nacieron y al que cada pareja acude, año tras año, a anidar. Yo mismo pude escucharlos varias noches sobrevolando los doñaneros pinares de Hinojos con su típica escandalera de voces, rumbo a latitudes septentrionales.

Desconfiados y bravos, casi nunca es fácil ver a corta distancia a los ánsares en Doñana
Han sido casi seis meses los que han pasado entre nosotros, poniendo banda sonora a las jornadas de pajareo marismeño. Los primeros llegaron en octubre; allá por el mes de noviembre mis compis de SEO-Sevilla les dieron la bienvenida; y a finales de marzo vi mis últimos de la temporada. En todos estos meses los ánsares han alegrado Doñana, fieles a su principal reducto de invernada en Europa, pues no en vano son más de 65.000 ejemplares los que suelen visitarnos en la estación fría. 

Grupito de ánsares descansando en una isla de vegetación en la Marisma Madre de El Rocío
Entre los ánsares comunes Anser anser se han visto esta temporada varios ánsares caretos grandes y barnaclas cariblancas, además de una sorprendente barnacla cuellirroja. Yo no me encontré este año con ninguno de estos “infiltrados” (a diferencia de otras ocasiones), pero sí disfruté de los gansos comunes en unas cuantas ocasiones. Entre ellas, varias tardes en las que me encontré solo en la Marisma por la tarde, a la hora del café, termo calentito de por medio y con la gratísima compañía de sus graznidos. 

Llanuras de la Marisma Gallega de Hinojos
Cuando los escuchas a lo lejos y los ves venir, son al principio una uve de puntitos en el horizonte que se va acercando poco a poco hasta colocar sus panzonas siluetas sobre tu cabeza. La luz cálida del sol en sus últimos rayos del día, el airecillo frío, el silencio en la gran llanura sólo roto por las voces de estos viajeros incansables… la sensación es difícilmente descriptible. Única, pero afortunadamente repetible cada año.


En este cutrevídeo en que se aprecia cómo llegan desde los arrozales de los Hatos, Caño del Guadiamar abajo,  hasta Cerrado Garrido para echarse al lucio a pasar la noche…

¡Hasta el otoño que viene, amigos!
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